“Arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado; a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo” (Hechos 3:19-21).
ESPERANDO LA VENIDA
Lee 1 Tesalonicenses 5:1-11. ¿Cuál es el mensaje aquí, y por qué es relevante en la época en que vivimos? ¿Cómo podemos aplicar estas palabras a la vida diaria en forma práctica?
Hay que destacar aquí la esperanza que deben tener los cristianos que esperan el retorno de Cristo. Necesitamos ser vigilantes y sobrios, de modo que ese día no nos tome por sorpresa. Pero también debemos estar llenos de fe, amor y esperanza; porque "sea que velemos o que durmamos" (es decir, si morimos antes del regreso o estamos vivos cuando retorne), tenemos la promesa de vida eterna con él.
En esta época, cuando vemos señales a nuestro alrededor, debemos ser cuidadosos en el modo de interpretar y entender su importancia. Muy a menudo podemos quedar atrapados en acontecimientos que producen gran excitación y expectativa, solo para verlos desvanecerse. Esta clase de cosas, una vez terminadas, pueden dejar chasqueados y llenos de dudas a los feligreses. Necesitamos ser vigilantes, pero también cautos, sabios y humildes, al procurar discernir las señales de los tiempos (ver Mateo 16:1-4).
¿Cuál es el propósito de las "señales de los tiempos", según Juan 13:19 y 14:29?
Las predicciones acerca de los últimos tiempos no fueron dadas para satisfacer la curiosidad, sino para mantener vigilantes a los creyentes (Mateo 24:32- 44). Mientras esperamos la segunda venida, necesitamos mantener abiertos los ojos y saber qué enseña la Palabra de Dios acerca de los acontecimientos finales. Esto es importante, porque hay muchos conceptos falsos dentro del cristianismo con respecto a las señales de los tiempos.
¿Cómo llegamos a un equilibrio correcto al vivir con la esperanza de la segunda venida mientras, al mismo tiempo, nos abstenemos de ver cada titular como una señal del fin? ¿Cómo evitamos la apatía por un lado, y el fanatismo por el otro?