"Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús" (Filipenses 4:19).
PROVEEDOR DE UNA CREACIÓN DAÑADA
"Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellos?" (Mateo 6:26).
Aun después de que Adán y Eva pecaron y no pudieron entrar más al Jardín, Dios suplió sus carencias físicas inmediatas (Génesis 3:21). El pecado trajo una nueva necesidad: la de ropa. Adán y Eva trataron de conseguir vestimentas por sí mismos, pero las hojas de higuera no fueron satisfactorias. Preciso algo mejor y Dios les proveyó de pieles. (Consideraremos más el significado de las pieles en otra lección.) El punto es que Dios suplió sus necesidades, incluso cuando habían caído en pecado. Este es otro ejemplo de la gracia que Dios nos provee lo necesario a pesar de que no lo merezcamos.
Lee Mateo 6:25-34. ¿Qué mensaje vital nos está dando Jesús en estos versículos? ¿Cómo hemos de entenderlas frente a las pruebas y tragedias que son parte de nuestras vidas?
Estas son palabras muy consoladoras, y necesitamos aferrarnos a ellas con todo nuestro corazón, alma y mente, especialmente en momentos de gran sufrimiento, pérdidas y necesidades. Jesús murió por nosotros, no por los lirios ni las aves. Podemos estar seguros de su amor por nosotros, no importa cuáles sean las circunstancias. No obstante, como todos sabemos, las circunstancias pueden a veces ser perturbadoras. Vemos hambrunas, sequías, inundaciones, epidemias y muerte por todos lados, y los cristianos no somos inmunes a estas tragedias.
Dios no promete a su pueblo una vida de lujo sin dolor, pero sí promete suplir nuestras necesidades y fortalecernos de modo que podamos lidiar los desafíos. No debemos olvidar la realidad de la gran controversia y que vivimos en un mundo caído.
Lee Mateo 10:28. ¿Cómo puede este versículo, junto con los otros que vimos hoy, ayudarnos a tratar mejor con las duras realidades que a menudo afrontamos?