Tú, pues, vuélvete a tu Dios; guarda misericordia y juicio, y en tu Dios confía siempre.
Oseas 12:6
FÁCILMENTE ENGAÑADOS Y SIN ENTENDIMIENTO
“Efraín fue como paloma incauta, sin entendimiento; llamarán a Egipto, acudirán a Asiria. Cuando fueren, tenderé sobre ellos mi red; les haré caer como aves del cielo; les castigaré conforme a lo que se ha anunciado en sus congregaciones” (Oseas 7:11, 12). Lee estos versículos en su contexto. ¿Qué advertencia se da aquí? ¿Qué principio vemos aquí que es útil para nosotros mismos?
Efraín era el nombre del hijo menor de José, y el nieto favorito de Jacob. Como Efraín era el nombre de la tribu principal del reino del norte de Israel, ese nombre se aplicó a todo el reino, así como el nombre de Judá se aplicó al reino del sur. Aquí, Israel se compara con un pájaro sin entendimiento (comparar con Isaias 52:4; Jeremias 5:21), que se deja atrapar por una red de cazador. En este contexto, buscar ayuda en otras naciones era un acto de rebelión contra Dios.
¿Por qué? Porque una alianza con el poderoso Imperio Asirio o con el ambicioso Egipto demandaría que Israel reconociera la supremacía de los dioses de esos dos superpoderes (ver también Isaias 52:4; Lamentaciones 5:16). Ir a ellos significaba, necesariamente, apartarse de Dios. Lo que ellos necesitaban era volverse a Dios, arrepentirse, obedecer sus mandamientos y abandonar sus falsos dioses. Esa era la única esperanza que tenían, no las alianzas políticas con los paganos.
“La posición geográfica de Palestina la exponía a ser invadida por esos dos antiguos imperios. [...] Ese camino, que unía las fértiles cuencas del Nilo y el Éufrates, era un botín muy codiciado, por el cual luchaban esos dos poderosos imperios. Los reinos de Israel y de Judá fueron atrapados en esa rivalidad internacional, y quedaron agobiados por los dos rivales. Israel no tenía confianza espiritual en su Dios, y cayó en la desesperación y recurrió neciamente, primero a uno y después a otro, en busca de una ayuda que solo podía convertirse en una trampa para su propia seguridad nacional” (CBA 4:931). Es muy fácil buscar ayuda humana para nuestro problema en lugar de buscar a Dios. Por supuesto, Dios puede usar agentes humanos para responder a nuestras oraciones. ¿Cómo podemos estar seguros de que, en situaciones desesperadas y en necesidad de ayuda, no cometamos el mismo error que Israel?