Tú, pues, vuélvete a tu Dios; guarda misericordia y juicio, y en tu Dios confía siempre.

Oseas 12:6

UNA NOVILLA DOMADA

lunes 8 de abril, 2013

Lee Oseas 10:11 al 13. ¿Qué mensaje da Dios a su pueblo aquí? ¿Cómo entendemos la frase “hasta que él venga y les envíe lluvias de justicia”? (NVI).

En Oseas 10, el hijo de Dios, Efraín, es comparado con una novilla adiestrada que le gusta trillar porque podía comer mientras trillaba. Así, en lugar de ser productiva, la existencia de Israel había estado centrada en sí misma. Cuando Dios pusiera el yugo a Israel para trabajar en campos abiertos, como debía hacerlo la Nación, la justicia y la bondad crecerían.

En los tiempos bíblicos, el yugo era un instrumento de servicio. Los animales jóvenes eran adiestrados para ser dóciles trabajando primero en la era de trilla (Jeremias 50:11). Mientras estaban bajo el yugo, sencillamente tenían que pisar las gavillas con sus patas. En la siguiente etapa, ellos tiraban un trillo sobre las gavillas (2 Samuel 24:22). Este tipo de trabajo los preparaba para la tarea más disciplinada, que era arar surcos en un campo (1 Reyes 19:19; Jeremias 4:3). Dios tenía un plan similar en su adiestramiento de Israel. Él pondría un yugo sobre el cuello de Efraín para hacerlo trabajar duramente, arando y rompiendo el suelo.

En Oseas 10:12, el profeta presenta lo que Dios desea de Israel mediante la obediencia a su palabra. La justicia y un amor perseverante eran los dones prometidos por Dios a su esposa cuando se renovara el pacto (Oseas 2:19). Si el pueblo sembraba en justicia, cosecharía bondad. Solo buscando a Dios y su voluntad podía Israel librarse del castigo venidero. La puerta de la misericordia todavía estaba abierta para un posible arrepentimiento de parte del pueblo escogido de Dios.

La amonestación de sembrar justicia tiene que ver con las relaciones de persona a persona; la búsqueda de Dios tiene que ver con la relación entre Dios y su pueblo. Romper el suelo representa la reforma, y la renovación espiritual y social. Dios y su pueblo trabajarían juntos en una relación mutua, para traer bendiciones a la tierra. El resultado sería un florecimiento glorioso que llenaría toda la Tierra (Oseas 14:5-7).

Lee la invitación de Cristo de tomar su yugo sobre nosotros (Mateo 11:28-30). ¿Cómo puede ayudarnos a encontrar descanso para nuestras almas el aprender a ser “manso y humilde de corazón”?