Bramando el león, ¿quién no temerá? Hablando el Señor DIOS, ¿quién no profetizará?
Amos 3:8
SEÑOR DE TODAS LAS NACIONES
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Amós 1, 2; Isaías 58; Lucas 12:47, 48; 1 Reyes 8:37-40; Amós 4:12, 13; Abdías.
PENSAMIENTO CLAVE: Los actos inhumanos son pecados contra Dios y serán juzgados conforme a eso.
UN LEÓN, EN LAS ESCRITURAS, a menudo representa al rey del mundo animal. Su apariencia evoca fortaleza y majestad irresistibles así como ferocidad y poder destructor. Aun cuando no esté cazando activamente, se puede oír al león; su rugido se oye desde gran distancia. Amós, un pastor, fue enviado a los israelitas para advertirles que él había oído rugir a un león, ¡y el león no era otro que su Señor! Movido por el Espíritu Santo, el profeta Amós comparó la forma en que Dios habla a las naciones, así como a su pueblo, con el rugido de un león (ver Amós 1:2).
Amós fue llamado a profetizar a una sociedad que vivía en paz y prosperidad, a un pueblo privilegiado y religioso. No obstante, este mismo pueblo oprimía a los pobres, y permitía negocios deshonestos y corrupción en el tribunal. Esta semana escucharemos lo que Dios tiene para decir acerca de estos actos despreciables.