“Mas yo, con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; pagaré lo que prometí. La salvación es de Jehová”  Jonas 2:9.

PERDONADO, PERO NO PERDONADOR

jueves 9 de mayo, 2013

Lee Jonás 4. ¿Qué lecciones importantes necesitaba aprender Jonás? ¿Cómo se revela aquí su propia hipocresía?

Jonás 4 revela algunas cosas asombrosas acerca del profeta. Parece preferir la muerte antes que presenciar la gracia y el perdón de Dios. Aunque antes Jonás se había alegrado en su liberación de la muerte ( Jonas 2:7-9), ahora que Nínive vive él prefiere morir ( Jonas 4:2, 3).

En contraste con Jonás, se presenta a Dios, en la Biblia, como alguien que dice: “no quiero la muerte del impío” ( Ezequiel 33:11). Jonás y muchos de sus compatriotas se alegraron por las misericordias especiales a Israel, pero deseaban solo la ira sobre sus enemigos. Tal dureza de corazón es reprendida severamente por el mensaje del libro.

¿Cuáles son algunas de las lecciones que podemos aprender de los errores de Jonás? ¿Cómo compromete nuestro testimonio cristiano el prejuicio?

Se ha observado correctamente que el libro de Jonás es un manual de cómo no ser un profeta. Jonás fue un profeta de espíritu rebelde y prioridades equivocadas. No podía controlar su deseo de venganza. Tenía una mente estrecha y era de mal genio. En lugar de alegrarse por la gracia que Dios mostraba también a los ninivitas, Jonás permitió que su orgullo egoísta y pecaminoso lo hiciera resentido.

Las últimas palabras de Jonás son un deseo de muerte ( Jonas 4:8, 9), mientras que las últimas palabras de Dios son una afirmación de su inmensurable gracia, una afirmación para vida.

El libro de Jonás tiene un final abierto. Sus últimos versículos confrontan a los lectores con una pregunta importante, que queda sin respuesta del autor: el milagroso cambio de corazones en Nínive ¿resultó en un cambio radical en el corazón de Jonás?

 

Hay mucho en la historia de Jonás que es difícil de comprender, especialmente acerca de Jonás mismo. Tal vez la lección más clara sea que la gracia y el perdón de Dios se extienden mucho más allá de los nuestros. ¿Cómo podemos aprender a tener más gracia y perdón por quienes no lo merecen, como vemos que hizo Dios con Jonás y los ninivitas?