"En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, cada uno de vosotros convidará a su compañero, debajo de su vid y debajo de su higuera" (Zac. 3:10)

Más allá del ayuno

jueves 13 junio, 2013

Durante el segundo año del ministerio de Zacarías, una delegación de Betel fue a Jerusalén para hacer una pregunta a los sacerdotes y profetas (ver Zac. 7:1-3). Cuando estaban en el exilio en Babilonia, el pueblo ayunaba durante el quinto mes para llorar por la destrucción del templo (2 Rey. 25:8, 9). Esto era además de los ayunos del cuarto, del séptimo y del décimo mes (Zac. 8:19). En el cuarto mes se recordaba la rotura del muro de Jerusalén (Jer. 39:2). El ayuno del séptimo mes, el Día de la Expiación, era el único ayuno ordenado por Dios mediante Moisés (ver Lev. 16). Finalmente, en el décimo mes el pueblo lloraba el sitio contra Jerusalén (Jer. 39:1). Como el exilio había concluido y la reconstrucción del templo casi había terminado, la gente se preguntaba si todavía era necesario ayunar en el mes quinto.

Lee la respuesta que les dio Dios (Zac. 7:8-14). ¿De qué modo se pueden aplicar las palabras a nosotros hoy?

La respuesta de Dios por medio de Zacarías es doble: primero, era necesario que el pueblo de Dios recordara el pasado de modo que no lo repitieran. Dios había advertido a los antepasados que él esperaba que viviesen en confianza y obediencia. El exilio era un castigo por su rebelión persistente. Así, el pueblo es emplazado a aprender de sus errores pasados. Segundo, Dios no se deleita en el hambre de la gente. Cuando ayunan y se humillan ante Dios, el arrepentimiento y la humildad necesitan reflejarse en lo que hacen. Ayunar a fin de sentir lástima de sí mismos es una pérdida de tiempo y esfuerzo. Ayunar, entre otras cosas, debe representar la clase de muerte al yo necesaria para poder poner el yo a un lado y salir a ministrar las necesidades de otros. “El espíritu del ayuno y la oración verdaderos es el espíritu que entrega la mente, el corazón y la voluntad a Dios” (CRA 224).

¿Cuáles son las maneras en las que podemos hacer que prácticas religiosas válidas, tales como el ayuno y aun la oración, lleguen a ser sustitutos de lo que debería ser la fe cristiana verdadera? Lleva tu respuesta a la clase el sábado.

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