"En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, cada uno de vosotros convidará a su compañero, debajo de su vid y debajo de su higuera" (Zac. 3:10)

No con fuerza humana

miércoles 12 junio, 2013

Lee Zacarías 4. ¿Qué esperanza se presenta al pueblo?

En esta visión, Zacarías ve un candelero alimentado por dos olivos, que se corresponde con el candelabro ubicado en el Lugar Santo del tabernáculo del desierto (Éxo. 25:31-40). Las siete lámparas están dispuestas alrededor de un gran recipiente que sirve como depósito del aceite.

El recipiente, con su abundante suministro de aceite, simboliza la plenitud del poder de Dios por medio de su Espíritu. Las siete lámparas brillan con mucha luz y simbolizan la presencia de Dios que disipa la oscuridad. Así como el aceite de oliva es conducido al recipiente de aceite encima del candelabro sin ayuda humana, así el poder que viene de Dios es constante y suficiente y no necesita agentes humanos.

La visión dada al profeta era que el templo de Jerusalén pronto sería reedificado. El Espíritu de Dios, no los esfuerzos humanos, garantizaba la terminación de la obra. Este era un mensaje osado por los obstáculos que enfrentaban los constructores, que parecían tan grandes como un “monte” (vers. 7).

Al profeta no se le dice qué representa el candelabro, pero podemos decir que los dos árboles de olivo representan a los dos líderes de Judá, Josué y Zorobabel. La posición de Zorobabel nunca podría compararse con el poder real de David o de Salomón. Desde un punto de vista humano, todos los recursos disponibles eran inadecuados. No obstante, la Palabra de Dios promete que un rey no se salva por el tamaño de su ejército, ni un guerrero por su fortaleza (Sal. 33:16). De este modo, se les dice a los líderes que solo cuando el Espíritu los guía, cada detalle del servicio puede glorificar a Dios.

En este pasaje profético, los cristianos recibimos un principio importante para recordar: Dios puede llamarnos a tareas difíciles, pero por la obra de su Espíritu él puede realizar su propósito (ver Fil. 2:13; 4:13). Por el Espíritu, Dios provee el poder para hacer su obra ahora como lo hizo entonces. Esta se realiza no por poder o fuerza humanos, sino por Dios, obrando por medio de aquellos que están abiertos a ser usados por él.

Lee cuidadosamente Zacarías 4:6. ¿Por qué es tan importante recordar nuestra absoluta dependencia de Dios? ¿Qué puede suceder cuando olvidamos que todo lo que tenemos o que podemos hacer, viene de Dios y de su poder que obra en nosotros?

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