"El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta, alcanzará misericordia" Proverbios 28:13
EL PODER SANADOR DE LA CONFESIÓN
La confesión abre el forúnculo de la culpa y permite que drene el venenoso pus del pecado. La confesión es sanadora de muchas maneras. Abre nuestros corazones para recibir la gracia de Dios. Por medio de la confesión, aceptamos el perdón que Cristo nos ofrece gratuitamente desde la cruz. La confesión es sanadora porque permite que recibamos gracia. La confesión también destruye las barreras entre nosotros y otras personas. Sana las relaciones.
Lee Salmo 32:1 al 8. ¿Qué nos enseña esto acerca de la confesión y el arrepentimiento?
Lee Hechos 24:16. El apóstol Pablo procuraba tener "una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres". ¿Qué significa esto?
La culpa ¿es buena o mala? Todo depende. Si el Espíritu Santo nos convence de pecado, y la culpa de ese pecado nos lleva a Jesús, la culpa es buena. Si ya hemos confesado nuestro pecado y continuamos sintiendo culpa, la culpa puede ser destructiva. "Este sentimiento de culpabilidad debe ser dejado a los pies de la cruz del Calvario. El sentido de pecaminosidad ha envenenado las fuentes de la vida y de la verdadera felicidad. Ahora Jesús dice: 'Déjala sobre mí. Yo tomaré tus pecados. Te daré paz. No eches fuera tu respeto propio, porque yo te compré con el precio de mi propia sangre. Tú eres mío. Yo fortaleceré tu voluntad debilitada; yo quitaré tu remordimiento por el pecado'" (MR 9:305). La respuesta a la culpabilidad es Jesús. Su gracia elimina la culpa destructiva que el pecado nos echa encima.
Hay ocasiones en que podemos haber confesado nuestros pecados y todavía nos sentimos culpables. ¿Por qué? Una razón puede ser que el diablo está intentando robarte la seguridad de la salvación, y la certeza del perdón y la salvación que tenemos en Jesús. Segundo, el Espíritu Santo puede estar señalando algo que hay entre ti y otra persona. Si hemos herido a otra persona, nuestra conciencia perturbada se tranquilizará cuando confesemos nuestro mal a la persona afectada.
¿De qué modo la culpa impacta tu relación con el Señor y con otros? ¿Qué puedes hacer para aliviar la carga de culpa que llevas? Aun si has hecho mal y la culpa está en un sentido justificada, ¿qué promesas puedes reclamar que te pueden ayudar a seguir adelante?