"Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros" Santiago 4:6, 7

CONFIANZA Y DUDA

martes 03 septiembre, 2013

¿Qué era lo malo en la actitud de Pedro antes de la cruz? Mat. 26:31-35.

Pedro no era quién para enfrentar al Maligno. Él intentó afrontar las tentaciones de Satanás con sus propias fuerzas. Lleno de un sentido inflado de confianza, tenía poca idea de la crisis que venía. Solo en el patio del sumo sacerdote, y temblando por la pregunta de una sirvienta, Pedro negó a su Señor (Mat. 26:69-75). Jesús, antes, le había advertido: “Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos” (Luc. 22:31, 32). La declaración de Jesús proporciona un análisis fascinante de la condición espiritual de Pedro. Confiando en sus propias fuerzas, Pedro se alejó de su Señor. Por eso Jesús usó la expresión “una vez vuelto” [a mí]. Pedro necesitaba un despertamiento espiritual. Necesitaba un cambio de actitud. Necesitaba una reforma.

Lee Juan 20:24 al 29. ¿Qué revela este pasaje acerca de Tomás? ¿Qué lecciones puedes obtener de esto para ti mismo?

Tanto Pedro como Tomás tenían un aspecto notable en común. Se acercaron a la fe desde una perspectiva muy humana. Pedro puso su confianza en lo que él podía hacer; Tomás, en lo que él podía ver. Dependían de su juicio humano deficiente. Pero Pentecostés produjo una diferencia. Un Pedro transformado predicó sin temor, y tres mil personas fueron bautizadas en Pentecostés (Hech. 2:41). Pedro se dio cuenta de que realmente no tenía fuerzas para sanar a un paralítico, pero Jesús tenía ese poder y el milagro ocurrió (Hech. 3:2-9). Cuando las autoridades intentaron silenciar su voz, Pedro proclamó: “Porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” (Hech. 4:20). Pedro era un hombre transformado. Tomás también fue cambiado. Se cree que él viajó a la India para predicar el evangelio. Aunque no se dice mucho más acerca de él, podemos estar seguros de que también llegó a ser un hombre nuevo después de Pentecostés.

¿A quién te pareces más en temperamento: a Pedro o a Tomás? ¿Qué puedes aprender de sus experiencias a fin de que no cometas errores similares?

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