“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra” (Colosenses 3:1 y 2)

LA RELACIÓN MENTE Y CUERPO

miércoles 11 septiembre, 2013

Los antiguos griegos enseñaron una forma de dualismo; es decir, creían que había una gran distinción entre nuestros cuerpos y nuestras almas. En contraste, la Escritura enseña que los seres humanos son una unidad integrada por dimensiones física, mental, emocional y espiritual. Lo que afecte a una parte del marco humano afecta a todas las partes. Los discípulos enseñaron que la salud física, mental, emocional y espiritual está interconectada, y no puede ser separada.

¿Cómo se refleja esta idea en 1 Tesalonicenses 5:23?

Para los creyentes del Nuevo Testamento, el bienestar físico, mental y emocional está indisolublemente ligado al bienestar espiritual. El apóstol Pablo apeló a los creyentes para “glorificar a Dios en sus cuerpos”. Creía que toda la humanidad fue comprada con un precio, y que no somos nuestros (1 Cor. 6:19 y 20).  Cuidar de nuestros cuerpos al adoptar un estilo de vida más sano hace mucho más que añadir unos pocos años a nuestras vidas, y hecho con los motivos correctos puede ser un acto de adoración en sí mismo.

¿De qué modo Romanos 12:2 y 3; Juan 10:10; y 1 Corintios 10:31 muestran la íntima relación entre nuestra salud física y la espiritual?

El Espíritu Santo no se limita a un aspecto de nuestra vida cuando nos convence de nuestra necesidad de crecimiento. La reforma no es unidimensional. El Espíritu anhela llevar nuestra vida a una total conformidad con la voluntad de Cristo en cada área. Si hay prácticas de un estilo de vida físico que no están en armonía con su voluntad, Dios nos invita a renunciar a ellas para su gloria. Satanás quiere controlar nuestras mentes por medio de nuestros cuerpos; Jesús anhela controlar nuestros cuerpos por medio de nuestras mentes. Nuestros cuerpos son un templo, no una casa de diversiones. Al seguir los principios del Cielo, podemos vivir vidas más llenas de gozo, más productivas, abundantes y sanas.

¿Qué experiencias personales te han mostrado cuán inseparable es el vínculo entre nuestra naturaleza física y espiritual? ¿Qué elecciones puedes hacer para ayudarte a ponerlas más en una armonía beneficiosa?

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