“Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca”. Santiago 5:7 y 8
EL BAUTISMO DE FUEGO
En la Biblia se usan diversos símbolos, como el agua, el viento y el aceite, para describir la obra del Espíritu Santo. Juan el Bautista vincula la imagen del fuego con esa obra (Mat. 3:11;Luc. 3:16).
Hay muchos que entendieron mal lo que dijo Juan. No dijo: “Él os bautizará con el Espíritu Santo o con fuego”. Dice: “Él os bautizará con el Espíritu Santo y con fuego”. La segunda expresión, “y con fuego”, explica la primera: “el bautismo del Espíritu Santo”, que es el “bautismo de fuego”. La palabra “bautismo” se usa ochenta veces en el Nuevo Testamento y se refiere a la inmersión total.
Lee los siguientes pasajes y describe lo que el fuego representa en la Biblia. Éxodo 3:2 al 4; 24:17; 1 Reyes 18:24; Malaquías 3:2 y 3; Hechos 2:1 al 4; Hebreos 12:29.
El fuego es un símbolo de la gloria, la presencia y el poder de Dios manifestados en el ministerio del Espíritu Santo. Ser bautizado con fuego es ser sumergido en la gloria de la presencia de Dios por medio del Espíritu Santo a fin de ser testigos de su poder. Moisés se encontró con Dios en la zarza ardiente y luego fue a testificar ante el Faraón. Elías testificó a Israel ante la gloria de la presencia ardiente de Dios sobre el monte Carmelo. Cuando las lenguas de fuego cayeron en Pentecostés, los discípulos testificaron en idiomas que nunca habían conocido.
El bautismo del Espíritu Santo es una inmersión en la presencia y el poder de Dios, para que podamos testificar de su gloria. Una vez más, en los últimos días de la tierra, el pueblo de Dios será sumergido en su presencia, llenado de poder y enviado a testificar de su gloria al mundo.
La tierra será llena de la gloria de Dios. “Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar” (Hab. 2:14). En visión, Juan vio a un ángel descender del cielo y “la tierra fue alumbrada con su gloria” (Apoc. 18:1).
La gloria de Dios, su carácter amante, se revelará por el poder del Espíritu Santo a un mundo que espera y a un universo que observa. Cada persona sobre la tierra tendrá la oportunidad de escuchar y comprender el mensaje de Dios.
La gloria de Dios, su carácter amante, se revelará al mundo. ¿Cómo puedes tú, ahora, en tu propio círculo, revelar esa gloria en tu vida? ¿Qué requeriría de tu parte?