“Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el Santuario será purificado”

Daniel 8:14

DANIEL 8 Y 9

jueves 05 diciembre, 2013

La palabra “visión” (en hebreo, jazón), en la pregunta de Daniel 8:13, se refiere a toda la visión de Daniel 8:3-14 (ver Dan. 8:1, 2, 13, 15) y abarca el tiempo de Persia (carnero), Grecia (macho cabrío) y Roma papal (cuerno pequeño). Cuando la longitud de la visión se da como “2.300 tardes y mañanas”, deberíamos comprenderla como que cubre el período desde Persia hasta el tiempo del fin. El texto enfatiza repetidamente que la visión corresponde al “tiempo del fin” (Dan. 8:17, 19) y es “para muchos días” (Dan. 8:26). Esos 2.300 días no son un tiempo suficiente para cubrir el período que abarca la visión. Por lo tanto, necesitamos interpretarla con el principio de día por año, como 2.300 años, siguiendo el ejemplo de Ezequiel 4:5 y 6, y Números 14:34.

Sigue en pie la pregunta: ¿Cuándo comienzan los 2.300 años? Los eruditos bíblicos, tanto judíos como cristianos, han visto un fuerte vínculo entre Daniel 8:14 y Daniel 9:24 al 27, considerada por mucho tiempo como una poderosa profecía que señala la venida del Mesías, Jesús.

Lee Daniel 9:24 al 27. ¿Qué sucede en estos versículos? ¿Cómo se vincula esto con Daniel 8:14?

Aunque la palabra “visión” ( jazón) se refiere a toda la profecía de Daniel 8, otra palabra traducida como “visión” señala específicamente a la “visión [ maréh] de las tardes y mañanas” (Dan. 8:26). Es esta maréh, la de los 2.300 días, la que Daniel no entendió (Dan. 8:27). El ángel le explicó todo lo demás.

Varios años más tarde, el mismo ángel Gabriel, apareció a Daniel para darle un mensaje con el fin de que pudiera entender la visión ( maréh) de los 2.300 días (Dan. 9:23). La profecía de las setenta semanas, en esos versículos, nos ayuda a comprender el elemento del tiempo profético de Daniel 8:14. Es el verbo “determinadas”, al comienzo de Daniel 9:24, que se traduce mejor por “asignadas” o “cortadas”, lo que sugiere específicamente que las setenta semanas forman parte del período más largo de 2.300 días. Así, la profecía de las setenta semanas es “cortada” de la profecía más grande de 2.300 días de Daniel 8:14. Esto nos da el punto de partida para el período profético descrito en Daniel 8:14 (ver el estudio de mañana para más detalles).

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