“Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe”

Hechos 6:7

RESPETAR A LAS AUTORIDADES

domingo 23 febrero, 2014

Durante largos siglos, la gente luchó por comprender el papel y la función del gobierno, y el modo en que los ciudadanos debían relacionarse con él. ¿Qué les da a los dirigentes el derecho de gobernar? ¿Cuál es la mejor forma de gobierno? ¿Debería la gente siempre obedecer a su Gobierno? Si no, ¿por qué no? Estas son solo algunas de una multitud de preguntas con las que todavía luchamos hoy.

Lee Romanos 13:1 al 7. ¿Qué mensaje importante hay allí para nosotros? No obstante, ¿cómo puede abusarse de estos textos y su mensaje? ¿Qué ejemplos de esto tenemos en la historia? ¿De qué forma podemos, como iglesia, aprender de estas equivocaciones, aun en nuestra propia historia, así como de los errores de la iglesia cristiana en general?

La opresión y la brutalidad caracterizaron al Imperio Romano durante el tiempo de Cristo. Las legiones romanas aterrorizaban y subyugaban naciones civilizadas, integrándolas al Imperio por la fuerza. Centenares de miles perdieron todo, y fueron apresados y asesinados. Gobiernos títere permitidos por Roma fueron, tal vez, peores que Roma misma. Sin embargo, es interesante que Jesús nunca abogó por cualquier tipo de rebelión contra este Gobierno, e incluso no cuestionó que retuviera los impuestos (ver Luc. 20:25). El único acto de desobediencia civil de Jesús –el volcar la mesa de los cambistas de dinero– demostró la repugnancia que sintió con respecto a los abusos sacerdotales. No fue contra los romanos mismos.

“El pueblo de Dios considerará a los gobernantes humanos como que han sido confirmados divinamente; enseñará que se les debe obedecer como un derecho sagrado, dentro del ámbito de la legitimidad; sin embargo, cuando sus edictos están en conflicto con los mandamientos de Dios, la Palabra de Dios deberá prevalecer por encima de toda ley humana. ‘Así dice Jehová’ no debe supeditarse a un ‘Así dice la iglesia’ o ‘Así dice el Estado’. La corona de Cristo debe colocarse por encima de las diademas de los gobernantes terrenales”

TI 6:402

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