“Y nuestra esperanza respecto de vosotros es firme, pues sabemos que así como sois compañeros en las aflicciones, también lo sois en la consolación”
2 Corintios 1:7
COMPARAR COSTOS
Las corporaciones exploran la viabilidad de proyectos propuestos por medio del análisis de costo-beneficio. ¿Contienen ciertas propuestas los ingredientes necesarios para dar resultados positivos sobre las inversiones? ¿Hay más beneficios que gastos? Otra medida que se usa con frecuencia es la durabilidad. ¿Ofrece la propuesta retornos sustentables?
Del mismo modo, las recompensas del discipulado pueden medirse utilizando la comparación costo-beneficio. Aquellos costos pueden incluir el sufrimiento emocional, el rechazo social, la tortura física, la privación financiera, el encarcelamiento y la muerte misma. Todo el que ingresa al discipulado debería primero considerar cuidadosamente la inversión que demanda hacerlo.
¿Qué nos indican los siguientes textos acerca de algunos de los costos del discipulado? Mat. 18:8, 9; Luc. 6:35; Fil. 2:3.
¿Qué afirman estos textos sobre los beneficios? Luc. 18:28 al 30; Juan 14:1 al 3; Apoc. 22:1 al 5.
No hay dudas de que el costo de seguir a Cristo puede ser elevado, tal vez lo más caro que una persona pueda hacer. De hecho, se puede dudar de la realidad de la fe y del compromiso de alguien si seguir a Cristo no le ha costado mucho (o todo).
Pero, una cosa es segura: sea lo que fuere lo que ganemos en esta vida, lo que realicemos, lo que hagamos para nosotros mismos, es solo temporario. Es algo que no durará. Se desvanecerá, y para siempre.
En contraste, lo que ganamos por medio de Cristo –vida eterna en un cielo nuevo y una Tierra nueva– es de mucho mayor valor que cualquier cosa que este mundo pueda ofrecernos.
Piensa en todos los placeres, todos los gozos y todas las cosas buenas de este mundo, aquí y ahora. ¿Qué son ellos en comparación con una eternidad con Cristo? ¿Cómo podemos aprender a recordar siempre este contraste? ¿Por qué es tan importante que lo hagamos?