“Por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna”

Hebreos 9:15

SEÑALES DEL PACTO (Gén. 9:12-17)

domingo 01 junio, 2014

Un pacto puede ser definido en forma simple como un acuerdo entre dos partes, basado en promesas hechas por una o ambas partes. Hay dos métodos básicos por los cuales funciona un pacto. En el primero, ambas partes del pacto acuerdan los términos de la relación y hacen promesas mutuas. Este sería el caso de un matrimonio, una fusión de negocios o aun la compra de una propiedad. En la segunda categoría, una parte inicia el pacto al estipular tanto las promesas como los términos no negociables, y la otra parte es invitada a participar. Ejemplos de esto incluyen el pago de impuestos, o la inscripción en una institución educativa. En ambos casos, cada parte está libre para retirarse del pacto, pero generalmente hay una consecuencia (por ejemplo, una persona que deja de pagar su hipoteca perderá su casa, o un ciudadano que rehúsa pagar sus impuestos será demandado).

Un pacto generalmente es sellado por lo menos con un símbolo. Una persona que compra una casa pone varias firmas en un acuerdo de hipoteca con una institución de préstamos, la que guarda el título de propiedad hasta que se haya pagado toda la deuda. O el Estado emite un certificado legal de matrimonio a las personas casadas. El símbolo mismo no es el pacto, pero es un indicador de que una persona está obligada por un pacto.

Lee Génesis 9:12 al 17; y 17:2 al 12. ¿Cuál es la diferencia entre el símbolo y el pacto en estos casos? Además, ¿cuáles son las diferencias entre estos dos pactos?

En Génesis 9:9, Dios hace un pacto con su creación, de que nunca más destruirá la Tierra con agua. Cada vez que aparece el arco iris en el cielo, se espera que todos recuerden la promesa de Dios. Lo mismo para la marca de la circuncisión, que debía recordar a cada varón judío la función de su pueblo como bendición para las naciones. Un pacto se hizo con toda la humanidad; el otro, específicamente con la nación de Israel. Además, en el pacto hecho con la humanidad después del Diluvio, las personas no tenían que hacer nada; la promesa estaba allí, sin importar lo que la gente hiciera. Esto no era así en el segundo, el que Dios hizo con Israel; las personas tenían que cumplir su parte en el trato.

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