“Por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna”
Hebreos 9:15
Beneficios del pacto (Efe. 2:6)
En muchos casos, las personas pueden experimentar las promesas de un pacto antes de que todos los términos siquiera hayan sido cumplidos. Por ejemplo, una persona que compra una casa tiene la oportunidad de vivir en ella antes de que la haya pagado en su totalidad. O un ciudadano goza de servicios públicos ofrecidos por el Gobierno antes de comenzar a pagar impuestos. Los que entran en un pacto con Dios también pueden comenzar a experimentar los beneficios antes de que las promesas estén actualizadas en el futuro.
Piensa, por ejemplo, en los Diez Mandamientos, y en cuánto dolor y sufrimiento la gente podría ahorrarse si sencillamente los guardara. ¿Quién no ha experimentado personalmente el dolor de corazón que genera la violación de estos mandamientos? Aún peor, el sufrimiento que se produce no siempre se limita a quien viola la Ley; a menudo otros, incluso los que están más cerca del pecador, sufren también.
De acuerdo con los siguientes textos, ¿qué otros beneficios podemos encontrar, aun ahora, por tener una relación de pacto con Jesús? 2 Cor. 4:16-18; 1 Juan 5:11-13; Fil. 1:6; Juan 5:24.
Jesús usa un lenguaje muy enfático en el Evangelio de Juan cuando informa que el que ya lo aceptó “ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24). Tan confiado está el creyente en su salvación que, aunque esté confinado a esta Tierra, puede afirmar que está sentado en lugares celestiales con Cristo Jesús (Efe. 2:6).
Si alguien te preguntara: “¿Qué significa estar sentado ahora con Jesús en el cielo (como dice Efesios 2:6)?”, ¿cuál sería tu respuesta, y por qué?