"De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno" (Rom. 7:12)

Juan y la ley

martes 10 de junio, 2014

Teniendo en cuenta la cantidad de libros con los que contribuyó al Nuevo Testamento, después de Pablo se encuentra Juan. Hablamos del Juan que escribió el Evangelio, tres epístolas y el libro del Apocalipsis. Como Pedro, estuvo entre los primeros discípulos que eligió Jesús, y también tuvo una relación especial con él. Por su cercanía a Jesús, a menudo se habla de él como “Juan el amado”. A juzgar por la conclusión de su Evangelio (Juan 21:25), Juan tenía mucha información personal sobre Jesús. Seguramente, uno que estuvo tan cerca de Jesús como Juan debió haber sabido si Jesús había puesto a un lado la Ley de Dios.

Lee Juan 15:1 al 11; y 1 Juan 2:3 al 6. ¿Qué indican estos versículos, tomados juntos, acerca de cómo debemos relacionarnos con los “mandatos” de Dios?

Hacia el fin de su vida terrenal, Jesús pudo testificar a sus discípulos que él había sido fiel a los mandamientos de su Padre y, como resultado, había permanecido en su amor (Juan 15:10).

Jesús no consideró los Mandamientos como obstáculos negativos para ser abandonados o descartados; más bien, los veía como criterios para una relación amante con él y con otras personas. Cuando Juan, el discípulo amado, recuerda a los cristianos su obligación hacia Dios, usa el mismo lenguaje de amor y unidad que Jesús usó en el Evangelio. De hecho, Juan entendió que el amor había sido siempre la esencia de la Ley (p. ej., 2 Juan 6). Una persona no puede afirmar que guarda la Ley si no tiene una relación amante con Dios y con otras personas.

“La Ley de Dios requiere que amemos a los demás hombres como nos amamos a nosotros mismos. Entonces, todo el poder y la acción de la mente deben aplicarse a ese propósito, para hacer la mayor suma de bien. [...] ¡Cuán agradable es para el Dador que los hombres tengan los dones reales del alma, de modo que hablen con poder a otros! Son el eslabón conector entre Dios y el hombre, y revelan el Espíritu de Cristo y los atributos del Cielo. El poder de la santidad, que se muestra pero del que no se jacta, habla con más elocuencia que los mejores sermones. Habla de Dios, y abre la mente a su deber con más fuerza de lo que pueden hacerlo las palabras” MR 20:138

¿Cuál es tu propia experiencia con el vínculo entre la Ley y el amor? Es decir, en un nivel práctico y personal, ¿de qué modo se expresa el amor por la obediencia a la Ley de Dios?