“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él”

1 Juan 3:1

El amor de nuestro Padre celestial

martes 1 de julio, 2014

Jesús vino para enfatizar lo que el Antiguo Testamento ya había afirmado: el Padre nos ama con un amor incomparable (Jer. 31:3; Sal. 103:13).

“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios” (1 Juan 3:1). Es asombroso que el Dios todopoderoso, que gobierna el inmenso universo, permita que nosotros, insignificantes y pobres pecadores que vivimos en un diminuto planeta en medio de billones de galaxias, lo llamemos “Padre”. Lo hace porque nos ama.

¿Qué evidencia suprema nos dio el Padre para demostrar su amor por nosotros? Juan 3:16, 17.

Cristo no fue clavado en la cruz para crear amor hacia el hombre en el corazón del Padre. La muerte expiatoria de Jesús no fue el medio para convencer al Padre de que nos ame; ocurrió porque el Padre ya nos había amado, incluso desde antes de la fundación del mundo. ¿Qué mayor evidencia de su amor podríamos tener que el sacrificio de Jesús en la cruz?

“No es que el Padre nos ame por causa de la gran propiciación, sino que proveyó la propiciación porque nos ama”

CC, p. 12

Algunos tienden a pensar que el Padre es reacio a amarnos. Sin embargo, el hecho de que Jesús sea nuestro Mediador no significa que tiene que persuadir al Padre para que nos ame. Cristo mismo disipó esta idea equivocada al asegurarnos: “el Padre mismo os ama” (Juan 16:27).

Lee Lucas 15:11 al 24 y medita en el amor del padre del hijo pródigo. Haz una lista de las muchas evidencias que el hijo tenía del amor de su padre.

¿En qué nos parecemos, cada uno de nosotros, al hijo pródigo? ¿De qué formas has experimentado algo similar a lo que él vivió?