“Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”

Juan 3:14 y 15

Seguir a Jesús

jueves 31 de julio, 2014

Cuando con fe reconocemos nuestra necesidad, nos arrepentimos, confesamos nuestros pecados a Cristo y le pedimos su justicia, llegamos a ser sus discípulos. Durante su ministerio, Jesús llamó a diferentes personas, tales como Pedro, Santiago y Juan, para que fueran sus discípulos; un llamado que significaba dejar todo a fin de seguirlo (Mat. 4:20, 22; Mar. 10:28; Luc. 5:28). En los evangelios, el verbo seguir llegó a ser prácticamente un sinónimo de ser un discípulo.

¿Qué dos elementos son esenciales a fin de ser un discípulo de Jesús? Juan 8:30, 31.

Algunas personas tratan de separar la fe en Jesús de la aceptación de sus enseñanzas, como si una cosa fuera más importante que la otra. Pero, Jesús no hizo tal distinción. Para él, ambos aspectos están íntimamente relacionados y son fundamentales para el verdadero discipulado. Un discípulo de Jesús está comprometido con Cristo y con las palabras de Cristo. Aunque siempre existe el peligro de enredarnos en cuestiones doctrinales y perder de vista a Jesús, también necesitamos estar en guardia contra el riesgo opuesto de pensar que lo único que importa es creer en Cristo.

¿Cuál es el elevado costo de ser un discípulo de Jesús? Luc. 14:25-27.

Jesús usó el verbo aborrecer como una hipérbole, queriendo decir “amar menos que a mí”. El texto paralelo en Mateo lo clarifica: “El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí” (Mat 10:37). Él debe tener el primer lugar en nuestras vidas.

¿Cuál ha sido, para ti, el costo de seguir a Jesús y ser su discípulo? ¿Qué revela tu respuesta acerca de tu relación con el Señor?