“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros”

Juan 13:34

Cómo vivió Jesús

domingo 10 agosto, 2014

A pesar de estar constantemente bajo los más feroces ataques de Satanás, Jesús vivió una vida de amor y servicio abnegados. Su prioridad siempre estuvo centrada en los demás, no en sí mismo. Desde su niñez hasta la cruz, mostró una disposición cariñosa y constante a servir a otros. Sus manos voluntarias estaban siempre listas para aliviar cualquier sufrimiento que percibía. Cuidó con amor de aquellos que eran considerados de poco valor por la sociedad, tales como los niños, las mujeres, los extranjeros, los leprosos y los cobradores de impuestos. Jesús “no vino para ser servido, sino para servir” (Mat. 20:28). Por lo tanto, Jesús “anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo” (Hech. 10:38). Su compasión e interés misericordiosos hacia el bienestar de los demás eran más importantes para él que satisfacer su propia necesidad física de comida o de abrigo. De hecho, en la cruz, se preocupó más por su madre que por sus propios sufrimientos (Juan 19:25-27).

¿Qué nos enseñan Mateo 9:36; 14:14; y 15:32 acerca de la forma en que Jesús consideraba a las personas?

Jesús era sensible a las necesidades de las personas y se preocupaba verdaderamente por ellas. Su corazón estaba lleno de compasión hacia las grandes multitudes que estaban fatigadas y desorientadas. Fue movido a compasión hacia los incapacitados e indefensos, tales como los dos ciegos de Jericó (Mat. 20:34), el leproso suplicante (Mar. 1:40, 41) y la viuda que había perdido a su único hijo (Luc. 7:12, 13).

¿Qué principio de acción guiaba a Jesús al relacionarse con las personas? Mar. 10:21; Juan 11:5.

Cada acto de misericordia, cada milagro, cada palabra de Jesús eran motivados por su infinito amor; un amor constante y permanente. Al final de su vida, Jesús mostró vívidamente a sus discípulos que, habiéndolos amado desde el principio, “los amó hasta el fin” (Juan 13:1). Con su muerte en la cruz, demostró al universo entero que el amor desinteresado triunfa sobre el egoísmo. A la luz del Calvario, es claro que el principio del amor altruista es el único fundamento válido para la vida en el universo.

Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos” (Juan 15:13). ¿Cómo entendemos lo que esto significa en términos prácticos diarios? ¿De qué manera podemos aplicarlo día a día?

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