“Le dijo Jesús: yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”

Juan 11:25

Lo que dijo Jesús acerca del infierno

miércoles 17 de septiembre, 2014

Jesús utilizó dos términos griegos, hadēs y gehena, para hablar de la muerte y el castigo de los impíos. Dada la creencia popular del “infierno”, necesitamos analizar su significado.

Hadēs es equivalente al Hebreo she’ôl, el término más común utilizado en el Antiguo Testamento para referirse al lugar de los muertos. Estos nombres simplemente representan la tumba o el lugar al cual todos descienden al morir, sin connotación de castigo ni recompensa. Hay un texto, sin embargo, en el que hadēs (no el infierno, sino el lugar de los muertos) parece estar relacionado con el castigo. Es la parábola del rico y Lázaro.

Lee Lucas 16:19 al 31. ¿Qué lección transmite esta parábola (especialmente en los versículos 27 al 31)? ¿Cuál es el problema de usar esta parábola para enseñar que los seres humanos van al paraíso o al infierno inmediatamente después de la muerte?

Esta parábola no está centrada en el estado del ser humano al morir. Una creencia popular, pero no bíblica, que muchos de los contemporáneos de Jesús sostenían proveyó el contexto para esta parábola, que enseña una lección importante: nuestro destino eterno está determinado por las decisiones que tomamos a diario en esta vida. Si rechazamos la luz que Dios nos otorga aquí, no habrá oportunidad después de la muerte. Cualquier intento por interpretar esta parábola literalmente lleva a muchos problemas irresolubles. En realidad, los detalles del cuadro parecen extraños a propósito, para mostrarnos que no era la intención de Jesús que sus palabras fueran tomadas literalmente, sino en sentido figurado.

¿Qué advertencias pronunció Jesús con respecto al infierno? Mat. 5:22, 29, 30; 23:33.

En los evangelios, la palabra “infierno” aparece once veces en labios de Jesús. En realidad, él utilizó el término griego gehena, del nombre hebreo Gê Hinnom, “Valle de Hinom”. Según el Antiguo Testamento, en este desfiladero al sur de Jerusalén, los reyes Acaz y Manasés realizaron ritos paganos horrendos, quemando niños en sacrificio a Moloc (2 Crón. 28:3; 33:6). Más tarde, el rey Josías puso fin a esta práctica (2 Rey. 23:10). Debido a los pecados perpetrados en este valle, Jeremías profetizó que Dios lo convertiría en un “Valle de la Matanza” (Jer. 7:32, 33; 19:6). Por lo tanto, el valle se convirtió en un símbolo del juicio final y el castigo de los impenitentes. Jesús utilizó el nombre en sentido figurado, sin explicar ningún detalle con respecto al tiempo y el lugar del castigo, algo que sí encontramos en otros pasajes de la Biblia. El infierno, sin embargo, no es un lugar de castigo eterno.