“Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando”
Juan 15:14SANTIAGO Y EL EVANGELIO
Muchos cristianos, tal vez por causa de la influencia de Lutero, lamentablemente no han podido ver el importante mensaje que contiene la Epístola de Santiago. Sin desacreditar la contribución que Lutero hizo a la iglesia actual, debemos recordar que “la Reforma no terminó con Lutero [...]. Debe continuar hasta el fin de la historia del mundo”, por cuanto “graves errores” fueron perpetuados por los Reformadores, y “había importantes verdades que no descubrieron” y precisaban ser reveladas (HR, p. 370).
Por lo tanto, fue necesario el Gran Despertar, con Jonathan Edwards, George Whitefield y los hermanos Wesley, quienes iniciaron el movimiento Metodista y enfatizaron la función vital de la santidad en la vida cristiana. La obra de la Reforma se continuó con el Segundo Despertar, por medio del cual Dios suscitó a los adventistas del séptimo día para proclamar “el mensaje del tercer ángel”. Esta proclamación mundial culminará con el testimonio, lleno del Espíritu, de quienes, como pueblo, “guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” (Apoc. 14:12).
Lee Santiago 1:3; 2:5, 22 y 23; y 5:15. ¿De qué modo actúa la fe en estos pasajes? ¿Qué nos dicen acerca de lo que significa vivir por fe? ¿De qué forma nos muestran que la fe es más que solo concordar intelectualmente con diversas verdades proposicionales?
Para algunos, puede ser una sorpresa notar que Santiago, en su breve carta, hace 19 referencias a “creer” y a la “fe”, ¡más que sus referencias a las “obras” y la “justificación”! De hecho, la importancia de la fe se enfatiza desde el mismo principio del primer capítulo en relación con las pruebas y el pedir sabiduría (1:3, 6). Esto muestra que Santiago no solo escribía a creyentes, sino también esperaba que ellos tuvieran cierta calidad de fe. Como veremos, el acto de creer, en sí mismo, es de poca ayuda; la fe verdadera conlleva ciertas credenciales reconocibles. Es decir, la fe verdadera será revelada en la vida y el carácter del creyente.
¿Qué cosas revelan en tu vida diaria la calidad y la realidad de tu fe? ¿De qué forma puedes mostrar lo real de tu fe aun en las cosas “pequeñas”?