“Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”

Heb. 12:2, NVI

LA PERFECCIÓN DE NUESTRA FE

sábado 4 de octubre, 2014

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Lucas 17:5, 6; 12:16-21; Filipenses 3:12-15; Santiago 1:2, 3, 19-21; 1 Pedro 1:6, 7.

UN ODONTÓLOGO EXPLICABA POR QUÉ sus coronas no tenían defectos. Él decía: “Nunca tengo problemas con las coronas que vienen del laboratorio. Si les envío un trabajo perfecto, me devuelven coronas perfectas”. El dentista no se preocupaba por el resultado final. Se concentraba en la etapa inicial del proceso.

Nosotros, como cristianos, no necesitamos angustiarnos sobre si nuestros caracteres serán suficientemente buenos al final. Esa es la obra de Dios. Nuestra función es: “Pelea la buena batalla de la fe” con nuestros ojos fijos en Jesús, “el iniciador y perfeccionador de nuestra fe” (1 Tim. 6:12, NVI). Esa fe en Cristo le permite obrar en nosotros “así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Fil. 2:13) y concluir la buena obra que comenzó (Fil. 1:6). Sin fe, podemos sentirnos derrotados aun antes de comenzar, porque nos concentramos en nosotros mismos en lugar de fijarnos en Dios.

Como dijo Jesús: “Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado” (Juan 6:29). Como veremos, Santiago nos ayuda a comprender esta importante verdad espiritual.