“Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman”

Santiago 1:12

LA RAÍZ DE LA TENTACIÓN

domingo 12 de octubre, 2014

Lee Santiago 1:13 y 14. ¿Por qué es importante saber que Dios no tienta a ninguno? ¿Dónde se origina la tentación, y cómo puede ayudarnos este conocimiento en nuestra lucha con el pecado?

Santiago es enfático. No solo Dios no es el autor del mal, sino tampoco es la fuente de la tentación. El mal mismo es la cuna de la tentación. De acuerdo con este pasaje, el problema reside dentro de nosotros, y por eso es tan difícil de resistir.

De este modo, la batalla contra el pecado comienza en la mente. Aunque muchos no quieran oírla, la verdad es que nosotros elegimos pecar. Nadie puede forzarnos (Rom. 6:16-18). Los deseos, las inclinaciones y las propensiones pecaminosas capturan constantemente nuestra atención. Al usar términos comunes de la caza y la pesca, Santiago 1:14 describe esas incitaciones. Nuestros propios deseos nos atraen y nos seducen, y cuando cedemos a ellos finalmente nos enganchan y atrapan.

Lee Efesios 6:17, Salmos 119:11 y Lucas 4:8. ¿Qué tema común se ve en estos textos, y cómo se relacionan con el tema de la victoria sobre la tentación?

En los pasajes de Santiago, este separa claramente la tentación del pecado. Ser tentado desde adentro no es pecado. Aun Jesús fue tentado. El problema no es la tentación misma, sino cómo respondemos a ella. Tener una naturaleza pecaminosa no es, en sí mismo y por sí mismo, pecado; sin embargo, permitir que la naturaleza pecaminosa controle nuestros pensamientos y dicte nuestras elecciones sí lo es. Por eso, tenemos las promesas que se encuentran en la Palabra de Dios, que nos ofrecen la seguridad de la victoria, si las reclamamos para nosotros y nos aferramos a ellas con fe.

Medita en la idea de que el pecado es siempre una elección nuestra. (Después de todo, si no fuera nuestra propia elección, ¿por qué tendríamos que ser condenados?) ¿Qué cosas podemos hacer para evitar hacer elecciones equivocadas?