“Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado”

Mateo 12:37

DOMINAR LA LENGUA

sábado 8 de noviembre, 2014

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Deuteronomio 6:6, 7; Proverbios 16:27; Mateo 7:16 al 18; Lucas 9:51 al 56; Santiago 3:1 al 12.

LAS PALABRAS TIENEN UN PODER TREMENDO. “La palabra dicha como conviene” (Prov. 25:11) puede afectar las vidas de manera profunda, puede persistir durante días o años. Los niños absorben las palabras como esponjas, y en poco tiempo hablan cualquier idioma que escuchan mientras crecen. También es la razón por la que lo que oyen acerca de sí mismos puede anticipar su éxito o su fracaso futuros. Para bien o para mal, la comunicación de los padres se duplica y amplifica en sus hijos.

La palabra escrita también es poderosa, y más duradera. La más poderosa de todas es la Palabra de Dios. Considera: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Sal. 119:105); y “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti” (Sal. 119:11). Jesús dirigió la atención de sus discípulos de las bendiciones temporales a algo mucho más vital: “Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida” (Juan 6:63).

Las palabras pueden calmar y dar seguridad, o envenenar y contaminar. ¿Cuán a menudo has deseado poder regresar el tiempo y evitar decir algo que no debiste? Esta semana veremos que Santiago tiene algunas palabras importantes.