“Muchos hombres proclaman cada uno su propia bondad, pero hombre de verdad, ¿quién lo hallará?” Prov. 20:6

Esperando en Dios

martes 17 de febrero, 2015

Lee Proverbios 20:17 y 21:5. ¿Qué lección práctica podemos encontrar en estos textos?

El ladrón que roba pan lo obtiene más rápidamente que el que tiene que trabajar por él. Los vendedores que mienten para vender su mala mercadería pueden llegar a ser ricos más rápidamente que el mercader honesto (compara Proverbios 21:5 con el versículo siguiente). No obstante, dice el proverbio, el futuro transformará la dulzura en “cascajo”, y la riqueza adquirida apresurada mente llegará a ser pobreza. El texto da varios ejemplos para ilustrar la exactitud de esta observación:

  1. La herencia (Prov. 20:21). La mención de una herencia obtenida demasiado rápidamente (implicando que los padres todavía viven) sigue a la condenación de aquel que maldice a sus padres (Prov. 20:20). La asociación de estos dos proverbios es significativa. Es como si el hijo (o la hija) maldijera a los padres y también deseara verlos muertos. El hijo hasta pudo haber tramado la muerte de sus padres, a fin de obtener la herencia. El resultado de esta conducta es trágico: la lámpara que está gozando actualmente llegará a ser “oscuridad tenebrosa” (vers. 20), y su maldición contra sus padres se volverá contra él, porque “no serán al final bendecidos” (vers. 21).
  2. Venganza (Prov. 20:22). Esta vez, el proverbio se ocupa de la víctima que puede estar tentada a buscar venganza por el mal que se ha cometido contra él. El consejo es: “Espera a Jehová”. Solo entonces serás salvo; lo que im plica que si buscas venganza estás corriendo un grave riesgo. Proverbios 25:21 y 22 enfatiza la misma instrucción, usando la metáfora de amontonar brasas de fuego sobre la cabeza del enemigo, una expresión ritual egipcia que habla de arrepentimiento y conversión. Si refrenas tu venganza, promete Proverbios 20:22, serás salvado por Dios y, en el proceso (añade Prov. 25:21, 22) salvarás a tu enemigo, venciendo el mal con el bien (Rom. 12:21).

¿Cómo puedes aprender a imitar al carácter de Cristo más de cerca, al tratar de vencer el mal con el bien? ¿Por qué esto es contrario a nuestra naturaleza heredada? ¿Por qué la muerte al yo es la única manera de lograr este fin?