“No te alabes delante del rey, ni estés en el lugar de los grandes” Prov. 25:6

Conclusión

viernes 6 de marzo, 2015

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

“La intervención del Espíritu de Dios no nos exime de la necesidad de ejercitar nuestras facultades y talentos, sino que nos enseña a usar toda facultad para la gloria de Dios. Las facultades humanas, cuando están bajo la dirección especial de la gracia de Dios, son capaces de ser usadas con el mejor propósito de esta tierra. La ignorancia no aumenta la hu - mildad o la espiritualidad de cualquier profeso seguidor de Cristo. Un cristiano intelectual es el que puede apreciar mejor las verdades de la Palabra divina. Los que lo sirven inteligentemente son los que mejor pueden glorificar a Cristo. El gran objeto de la educación es habilitarnos para usar la fuerza que Dios nos ha dado de tal manera que representemos la religión de la Biblia y fomentemos la gloria de Dios.

“A Aquel que nos dio la existencia debemos los talentos que nos han sido confiados; y es una obligación que tenemos hacia nuestro Creador cultivarlos y aprovecharlos” CM 346, 347

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. Analiza los misterios que encontramos en la vida diaria, sea en la naturaleza, en las interacciones humanas o en cuestiones acerca de la fe, la naturaleza de Dios y la salvación. Una de las grandes ironías de la vida es que cuanto más aprendemos, tanto más nos damos cuenta de lo poco que sabemos. ¿Por qué es esto aún más cierto en lo que atañe a las verdades espirituales?
  2. ¿Cuáles son algunas “verdades” que realmente son relativas, culturales y cambiantes? ¿Cómo las distinguimos de las verdades que son eternas, uni versales e inmutables? ¿Por qué es tan importante que sepamos la diferencia entre ellas? ¿Por qué la confusión entre las verdades relativas con las verdades eternas es uno de los mayores peligros que afrontamos?
  3. Se ha dicho que las personas inteligentes mantienen cerca a sus amigos, y aún más cerca a sus enemigos. ¿Qué significa esto? Como cristianos, ¿cómo debemos relacionarnos con estos sentimientos? Tal vez Mateo 10:16 pueda ayudarnos.