“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos” Mat. 5:3
La Humildad de los Sabios
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Proverbios 30; Lucas 18:9-14; Job 38 - 39 - 40:2; 1 Juan 1:9; Apocalipsis 3:14-18; Salmo 104:24.
En la Biblia se considera la humildad como una virtud importante. El mayor de los profetas, Moisés, se destaca como el hombre más humilde que alguna vez haya vivido (Núm. 12:3, NVI). Según Miqueas 6:8, el principal deber que Dios espera de su pueblo es “humillarte ante tu Dios”. También Jesús insiste en que la humildad es un ideal que el cristiano debería adoptar: “Así que, cual quiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos” (Mat. 18:4).
Después de todo, ¿de qué podemos jactarnos? Toda respiración, cada latido, cada talento, cada don, viene solo de Dios, en quien “vivimos, y nos movemos, y somos” (Hech. 17:28). Y a la luz de la cruz, aun todas nuestras justicias son como “trapos de inmundicia" (Isa. 64:6). ¿Cómo, entonces, podemos jactarnos? Esta semana, Proverbios considera la humildad; teniendo en cuenta nuestra situación, ¿no es necio ser otra cosa que humilde?