“No des a las mujeres tu fuerza, ni tus caminos a lo que destruye a los reyes. No es de los reyes, oh Lemuel, no es los reyes beber vino, ni de los príncipes la sidra” Prov. 31:3, 4

Un brindis "a la muerte"

lunes 23 marzo, 2015

Lee Proverbios 31:6, 7. ¿Cómo debemos entender estos textos?

Una rápida lectura de estos versículos da la impresión de que la madre de Lemuel permite el consumo de vino o de cualquier bebida alcohólica a las personas que están por morir (vers. 6), o a la persona que sufre de depresión (vers. 7). Sin embargo, esta lectura contradiría no solo el contexto inmediato –la madre de Lemuel acababa de advertir al rey contra el beber vino- sino también el contexto general del libro de Proverbios, que en forma sistemática y enfática prohíbe el beber vino.

Además, difícilmente tenga sentido ofrecer algo, a quien está muriendo, que solo haría que su salud y bienestar empeoren. Y dar alcohol a una persona deprimida es como dar sal a alguien que ya está deshidratado. Como Dios se preocupa por nuestros cuerpos y nuestra salud, y sabemos que lo hace, no tiene sentido pensar que estos textos, especialmente en el contexto, estén animando al uso del alcohol.

Más importante aún, un análisis del uso de la expresión “los que están por morir” (NVI; “desfallecidos”, RV60) en el libro de Proverbios revela que este verbo (“morir”, o “perecer”) se usa siempre asociado con los impíos (Prov. 10:28; 11:7, 10; 19:9; 21:28; 28:28). Por medio de la expresión “están por morir”, la madre de Lemuel señala, por asociación, a los impíos o los malvados. En cuanto a la expresión “de amargado ánimo”, se refiere a la persona deprimida o amargada (Prov. 31:6) que, como los impíos, llega a ser insensible y “se olvida” de su pobreza (Prov. 31:7).

“Satanás reunió a los ángeles caídos para planear alguna manera de hacer el mayor daño posible a la familia humana. Se hizo una propuesta tras otra, hasta que finalmente Satanás mismo ideó un plan. Tomaría el fruto de la vid, como también el trigo y otras cosas dadas por Dios como alimento, y las convertiría en venenos que arruinaran las facultades físicas, mentales y morales del hombre y subyugaran de tal forma los sentidos que Satanás lograse el dominio completo. Bajo la influencia del licor, los hombres serían llevados a cometer crímenes de toda clase. El mundo se corrompería mediante el apetito pervertido. Haciendo que los hombres tomaran alcohol, Satanás los degradaría cada vez más” Te 12

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