”Y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia” Luc. 3:22
PREPARA EL CAMINO DEL SEÑOR
En Lucas 3, Juan aparece en su función específica y vital en la historia de la salvación. Se puede decir cualquier cosa de la predicación de Juan, menos que endulzaba sus palabras a fin de agradar a la multitud.
Lee Lucas 3:1 al 14. Sus palabras estaban llenas de verdades importantes, no solo para los que podían escucharlo, sino para todos nosotros. ¿Qué puntos específicos puedes encontrar que Juan está proclamando aquí?
El arrepentimiento no es solo un concepto teórico. Es una manera de vivir. La palabra viene del griego metanóia, que significa un cambio de mentalidad, lo que conduce a una vida nueva.
“Bautizar” significa sumergir completamente en agua. La inmersión es un simbolismo profundo. Aun antes del tiempo de Juan, los judíos daban un significado especial al bautismo por inmersión. Era una práctica común cuando los prosélitos gentiles elegían unirse a la fe judía.
Al invitar a los judíos a ser bautizados, Juan el Bautista estaba presentando un principio nuevo: el bautismo es una ocasión en que la persona renuncia públicamente a sus viejos caminos pecaminosos, y se prepara para la venida del Mesías. Juan el Bautista introdujo así un acto simbólico de renuncia al pe- cado y consagración a una nueva manera de vivir como ciudadanos del Reino mesiánico, que estaba por inaugurarse. Juan fue rápido en añadir que él bautizaba solo con agua, pero que vendría Uno después de él que los “bautizará en Espíritu Santo y fuego” (Luc. 3:16). De este modo, se planteó un punto vital: el bautismo como un acto de inmersión en el agua era solo un símbolo exterior de un cambio interior, un cambio que finalmente sería sellado por el bautismo del Espíritu Santo.
Lee Romanos 6:1 al 6. ¿Qué lecciones espirituales obtiene el apóstol Pablo del acto del bautismo? Nota la comparación que hace entre el acto de inmersión y el surgir del agua con el morir al pecado y vivir para la justicia. ¿Has experimentado la realidad de esta nueva vida en Cristo? ¿Qué áreas todavía no están sumergidas?