“Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame” Luc. 9:23
EL COSTO DEL DISCIPULADO
Sócrates tuvo a Platón. Gamaliel tuvo a Saulo. Otros dirigentes tuvieron seguidores devotos. La diferencia entre el discipulado en tales casos y el discipulado de Jesús es que los primeros están basados en filosofías humanas, mientras que el último se basa en la persona y los logros de Jesús. Es decir, el discipulado cristiano se basa no solo en las enseñanzas de Cristo, sino también en lo que él hizo por la salvación del hombre. Por ello, Jesús pide a todos sus seguidores que se identifiquen con él, que tomen su cruz y que sigan su conducción. Sin personas que caminen en las pisadas del Calvario, no hay discipulado cristiano.
Lee Lucas 9:23 al 25, Mateo 16:24 al 28 y Marcos 8:34 al 36. ¿Cuál es el mensaje vital para todo el que afirma ser cristiano?
El discipulado cristiano es un eslabón entre los salvados y el Salvador; como salvados, debemos seguir al Salvador. Por eso, Pablo dijo: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gál. 2:20).
El costo del discipulado se define en Lucas 9:23. “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”. Nota estas palabras operativas: “negarse”, “tomar” y “seguir”. Una buena definición de “negar” la da el hecho de la negación de Pedro. Él decía: “No conozco a Jesús”. Cuando el discipulado demanda que nos neguemos, tengo que poder decir que no me conozco; el “yo” está muerto. En su lugar, debe vivir Cristo (Gál. 2:20). Segundo, tomar la cruz cada día es un llamado a experimentar la crucifixión propia en forma continua. Tercero, “seguir” demanda que la dirección de la vida sea señalada por Cristo, y solo él.
Jesús amplió más el costo del discipulado, según Lucas 9:57 al 62: nada debe anteponerse a Jesús. Él, y solamente él, es supremo en amistad y compañerismo, trabajo y adoración. En el discipulado cristiano, la muerte al yo no es una opción: es una necesidad. “Cuando Cristo llama a un hombre, le pide que vaya y muera [...]. Es la misma muerte cada vez: muerte en Jesucristo, la muerte del hombre viejo ante su llamado [...]. Solo el hombre que está muerto a su propia voluntad puede seguir a Cristo”.–Dietrich Bonhoeffer, The Cost of Discipleship, p. 99.
¿Qué te ha costado seguir a Cristo? Piensa en las implicaciones que tiene tu respuesta.