“El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” Luc. 19:10

OPORTUNIDADES PERDIDAS

miércoles 20 mayo, 2015

Aunque Jesús vino a buscar y a salvar a los perdidos, no fuerza a nadie a aceptar la salvación que ofrece. La salvación es gratuita y está disponible para todos, pero esta oferta con fe se debe aceptar, y se debe vivir en conformidad con la voluntad de Dios. La única ocasión que tenemos para esto es mientras vivimos sobre la Tierra. No hay otra oportunidad.

Lee Lucas 16:19 al 31. ¿Cuál es el mensaje de esta parábola?

La parábola está registrada solo en Lucas, y enseña dos grandes verdades: la importancia de “hoy” en el proceso de salvación y la ausencia de una oportunidad para la salvación después de la muerte.

Hoy es el día de salvación. La parábola no enseña que las riquezas son malas en sí o que es bueno ser pobre. Lo que enseña es que no debemos perder la oportunidad de ser salvos mientras estamos sobre esta Tierra. No hay una segunda oportunidad. Todos somos salvados y juzgados por la actitud hacia Jesús hoy. “He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación” (2 Cor. 6:2).

La parábola también enseña que la recompensa eterna no tiene que ver con las posesiones. El hombre rico “que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez” (Luc. 16:19) pasó por alto a Dios. Si no se reconoce a Dios, no se toma en cuenta a los demás seres humanos. El pecado del rico no fue su riqueza, sino no reconocer que la familia de Dios es más amplia de lo que él estaba preparado para aceptar. No hay segunda oportunidad para la salvación después de la muerte.

La segunda verdad que Jesús enseña aquí es que no hay segunda oportunidad para la salvación después de la muerte. “[...] está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Heb. 9:27). Otro punto de esta parábola es mostrar a la gente que tenemos suficiente evidencia en esta vida para hacer una elección consciente en favor de Dios o en contra de él. Cualquier teología que enseña una “segunda oportunidad” después de la muerte es engañosa.

Nos gusta hablar del amor de Dios, y todo lo que él hizo y hace para salvarnos. Sin embargo, ¿qué nos enseña esta parábola acerca del peligro de tomar por sentados el amor de Dios y la salvación?

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