“Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe” Luc. 17:5

TEMED A DIOS

lunes 1 de junio, 2015

“Temed a Dios, y dadle gloria” (Apoc. 14:7) es el primero de los tres mensajes angélicos, tan centrales en la vida y la fe adventistas. Temer a Dios no es tener miedo, como a menudo se piensa. Es darse cuenta de cómo es Dios y cuáles son sus demandas para nosotros. Es un acto de fe que involucra total lealtad a él. Dios llega a ser el único guía y árbitro de nuestra vida, de nuestros pensamientos, acciones, relaciones y destino. El discipulado basado en esa clase de “temor” se encuentra sobre un terreno seguro.

Lee Lucas 12:4 al 12. ¿Qué nos dice Jesús aquí acerca del temor?

El pasaje nos muestra a quién hay que temer y a quién no. No necesitamos temer a las fuerzas que solo pueden afectar nuestro cuerpo en el mundo presente. En cambio, debemos temer y obedecer a Dios porque en sus manos está nuestro destino eterno. No obstante, nuestro Dios –cuyos ojos están sobre el gorrión (Luc. 12:6) y quien ha contado nuestros cabellos (vers. 7)− es amante y se preocupa por nosotros; por ello, cada uno de nosotros es infinitamente precioso a su vista. Si realmente creyéramos eso, ¿cuántos temores terrenales se desvanecerían?

Lee Lucas 12:13 al 21. ¿De qué nos advierte Jesús?

Aunque Jesús rehúsa intervenir entre dos hermanos que se pelean por la división de su propiedad, enfatiza la relevancia del décimo Mandamiento (Éxo. 20:17) contra el mal de la codicia, y señala una verdad importante para todos los tiempos: la vida no consiste en las cosas (Luc. 12:15). El hombre rico vivió en un pequeño mundo limitado a él solo. Ninguna otra cosa le importaba. Cuán cuidadosos debemos ser para no caer en la misma trampa; esto es especial- mente vital para quienes han sido bendecidos con una abundancia de bienes materiales.

Aunque todos nos alegramos con las cosas materiales, piensa cuán poca satisfacción última pueden darnos, especialmente a la luz de la eternidad. ¿Por qué es todavía tan fácil cometer el error contra el cual Jesús nos advierte en Lucas 12:16 al 21?