“Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla lloró sobre ella” Luc. 19:41
LA CENA DEL SEÑOR
Lee Lucas 22:13 al 20. ¿Cuál es la importancia de la Cena del Señor que sucedió en la Pascua?
Jesús estableció la Cena del Señor en una Pascua. El marco de la Pascua subraya la impotencia humana en contraste con el poder de Dios. Era imposible para Israel liberarse por sí mismos de la esclavitud egipcia, como lo es para nosotros liberarnos de las consecuencias del pecado. La liberación viene de Dios como un don de su amor y su gracia, lección que Israel debía enseñar a sus niños de generación en generación (Éxo. 12:26, 27). Así como la liberación de Israel entró en la historia por el acto redentor de Dios, así la liberación del pecado de la humanidad está fundada en el evento histórico de la Cruz. En realidad, Jesús es nuestro “cordero pascual” (ver 1 Cor. 5:7), y su Última Cena es “un acto de proclamación por el cual la comunidad de la fe expresa la gloriosa significación de la muerte de Cristo”.−G. C. Berkouwer, The Sacraments , p. 193.
La Cena del Señor recuerda “la noche que fue entregado” (1 Cor. 11:23), y Jesús dio un mensaje que los discípulos debían recordar: el pan y el vino son símbolos de su cuerpo, que sería quebrantado, y de su sangre, que sería derra- mada para la remisión de los pecados (ver Mat. 26:28). La muerte de Jesús fue el medio provisto por Dios para nuestra redención del pecado. Para que no olvidemos esto, Jesús ordenó que la Cena del Señor fuera observada hasta que regresara (1 Cor. 11:24-26).
La afirmación de Jesús de que su sangre sería “derramada para remisión de los pecados” de muchos (Mat. 26:28) debe ser recordada hasta el fin de la historia. Ignorar esta afirmación y elegir cualquier otro medio de salvación es negar a Dios y su método de salvación.
Se destacan dos lecciones vitales: “Cristo murió por nosotros” es la primera que debemos recordar en la mesa del Señor. La segunda es que estamos unidos como un cuerpo por esa muerte. Mientras estamos a la mesa, somos una comunidad redimida de Cristo en el tiempo del fin, esperando el retorno del Señor. Hasta entonces, la mesa del Señor es un recordativo de que la historia tiene significado, y que la vida tiene esperanza.
Cristo dio su cuerpo y su sangre para darnos vida eterna. ¿Cómo puedes perso- nalizar esta verdad de manera que te dé esperanza y certidumbre?