“Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham. Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones” Gál. 3:6-8

ABRAHAM, EL PEREGRINO

miércoles 8 de julio, 2015

Un estudio de la vida de Abraham revela que su fe incluyó difíciles luchas contra la duda y la incredulidad en el poder de Dios. Los antepasados de Abraham eran idólatras (Jos. 24:2), y este antecedente tal vez explique por qué no siempre tuvo confianza total en el poder de Dios. Dos veces mostró cobardía y le pidió a Sara que dijera una media verdad (Gén. 12:11-13; 20:2). Además, se rio (Gén. 17:17) cuando se le dijo que tendría un hijo de Sara. Sin embargo, y a pesar de sus faltas, Abraham todavía fue usado por Dios pues quería ser usado por él; por lo tanto, de este modo, Dios pudo moldear su carácter.

Un medio que Dios usó para hacer de Abraham un reformador y misionero fueron sus muchas peregrinaciones. El viajar es educativo en sí mismo. Abre a la persona a nuevas ideas y a las posibilidades de cambio. Las peregrinaciones a Jerusalén eran una parte importante y requerida de la adoración de los israelitas. Los cambios que experimentaban los peregrinos, cuando tenían que caminar largas distancias, dormir en otros lugares, comer alimentos diferentes, afrontar otros climas y encontrarse con otras personas, fortalecían su fe por su vulnerabilidad. La adoración, con sacrificios y ofrendas, danzas sagradas y recitación de salmos, ayudaba al pueblo de Dios a confirmar su identidad y sus tradiciones.

Desde su lugar de nacimiento en Ur, hasta el sitio de su sepultura en Hebrón, Abraham visitó por lo menos quince áreas geográficas diferentes. La mayor parte de los episodios misioneros y de reforma en su vida están conectados con sus jornadas.

¿Cuáles son algunas de las lecciones espirituales que experimentó Abraham en los siguientes lugares?

More, en Siquem (Gén. 12:6, 7)

Hebrón (Gén. 13:18-14:20)

Mamre (Gén. 18:1, 20-33)

Monte Moriah (Gén. 22:1-14)