“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare” (Hech. 2:38, 39).

LA VISIÓN DE PEDRO

miércoles 26 de agosto, 2015

Como vimos ayer, cuando Pedro se encontró con Cornelio, ya había cam- biado su actitud con respecto a los gentiles (ver Hech. 10:44, 45). ¿De qué manera sucedió este cambio en Pedro?

Lee Hechos 10:9 al 22; y 11:1 al 10. Nota cuán arraigadas estaban sus actitudes, que fue necesario algo así para que abriera su mente.

La conversión de Cornelio y la tarea de Pedro de testificar eran tan importantes para la misión de la iglesia que Dios se comunicó de modo sobrenatural: mientras un ángel visitaba a Cornelio, Pedro recibió una visión.

Además, Pedro quedó en Jope con un curtidor (Hech. 9:43; 10:6, 32), algo que no debemos pasar por alto. Tanto la curtiembre como los curtidores eran repugnantes para los judíos, ya que manejaban cuerpos muertos y usaban productos de secreción en el proceso. Las curtiembres no podían ubicarse en los pueblos; nota que la casa de Simón estaba ubicada “junto al mar” (Hech. 10:6).

Que Pedro se alojara con un curtidor indicaba que, aun antes de la visión, había notado que algunas de sus anteriores actitudes eran opuestas al evangelio. Tanto Pedro como la familia de Cornelio necesitaban un cambio cultural. Todas las personas, representadas por “toda clase de cuadrúpedos, como también de reptiles y aves” (NVI) en la visión de Pedro, eran hijos de Dios.

El llamado de Dios a Pedro para testificar a Cornelio implicaba que, aunque todas las personas son aceptables para Dios, no todas las religiones son aceptables. Cornelio era un hombre “religioso”. Como soldado, debió de haber conocido la adoración de Mitra y, como oficial, debió de haber tomado parte en la adoración al emperador. Pero, estas no eran aceptables a Dios.

Aquí hay una lección hoy para los que se acercan a las religiones no cristianas sobre la base de la igualdad con el cristianismo. Aunque se haga con un espíritu correcto, tal actitud puede diluir las demandas bíblicas de singularidad y finalidad del cristianismo.

¿De qué manera podemos mostrar respeto por las personas cuya fe creemos que es equivocada sin dar la impresión de que respetamos esas creencias? ¿Cuál es la diferencia entre respetar a las personas y respetar sus creencias?