“El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre” (Hech. 9:15, 16).

PABLO EN EL CAMPO MISIONERO

miércoles 09 septiembre, 2015

“Desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo” (Rom. 15:19). ¿Qué elemento vital para cualquier clase de trabajo misional podemos encontrar en este texto? Ver también 1 Cor. 1:23; 2:2; Gál. 6:14; Fil. 1:15-18.

Una cosa es cierta acerca de todas las actividades misionales de Pablo: no importaba dónde fuera, la predicación de Cristo y de él crucificado era el centro de su mensaje. Al hacer esto, era fiel al llamado que Cristo le había hecho, de que predicara acerca de Jesús. El mensaje para las misiones hoy es obvio: más allá de lo que prediquemos y enseñemos (y como adventistas tenemos muchas cosas que debemos compartir con el mundo), debemos mantener a Cristo y a él crucificado al frente y en el centro de toda nuestra obra misional y de extensión.

No obstante, Pablo no predicaba a Jesús como una especie de verdad objetiva y luego seguía su camino. En su obra, era central iniciar comunidades cristianas y organizar iglesias región tras región, en todas las partes del mundo que podía alcanzar. En el sentido más verdadero, su obra fue “plantar iglesias”.

Además, hay otro elemento en la obra misionera de Pablo.

Lee Colosenses 1:28. ¿Qué parece que está enseñando Pablo? Es decir, ¿es esto evangelismo o discipulado?

Al leer las epístolas de Pablo, se hace claro que, a menudo, no son evangelizadoras, por lo menos en el sentido en el que usamos el término hoy: el alcanzar a los que no pertenecen a nuestra iglesia. Por el contrario, muchas de sus cartas fueron escritas a comunidades eclesiásticas establecidas. En otras palabras, entre las actividades misionales de Pablo, estaba la obra del cuidado pastoral, y de la edificación y la alimentación de las iglesias.

Entonces, podemos ver por los menos tres elementos centrales en la actividad misionera de Pablo: proclamar a Jesús, plantar iglesias y nutrir a las iglesias establecidas.

Piensa en la última vez que testificaste a alguien. ¿Cuán central fue Jesús en lo que dijiste? ¿Cómo puedes estar seguro de que siempre lo mantienes a él en el centro?

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