LA CRUZ Y LA RESURRECCIÓN
“Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado” (1 Cor. 2:2).
No hay dudas, la cruz de Cristo era central en todo lo que Pablo vivía y enseñaba. Sin embargo, Pablo no enseñó la Cruz en un vacío; lo hizo en el contexto de otras enseñanzas. Y una de ellas, tal vez la más estrechamente vinculada a la Cruz, fue la Resurrección, sin la cual la Cruz habría sido en vano.
Lee 1 Corintios 15:12 al 22. ¿Qué dicen estos versículos que muestra cuán vitales son la muerte y la resurrección de Jesús para el evangelio? ¿Por qué una comprensión adecuada de la muerte como un sueño es vital para que estos textos tengan sentido? Es decir, si los muertos en Cristo ya estuviesen en el cielo, ¿de qué estaría hablando Pablo aquí?
Lamentablemente, la mayoría de las tradiciones cristianas, como también las religiones no cristianas, creen en la inmortalidad del alma. En contra de esta creencia, en reiteradas ocasiones, Pablo enfatizó que:
- Solo Dios tiene inmortalidad (1 Tim. 6:16).
- La inmortalidad es un don de Dios para los salvados (1 Tes. 4:16).
- La muerte es un sueño hasta que Cristo vuelva (1 Tes. 4:13-15; 1 Cor. 15:6, 18, 20).
La adoración en casi todas las religiones introduce numerosas falsas enseñanzas basadas en el concepto de la inmortalidad del alma. Estos errores incluyen asuntos como la reencarnación, la oración a los santos, la veneración a los espíritus de los ancestros, un infierno que arde eternamente, y muchas prácticas de la Nueva Era tales como la canalización o la proyección astral. Una correcta comprensión de la enseñanza bíblica sobre la muerte es la única protección verdadera contra estos engaños. Pero, cuán triste es notar que muchos cristianos son los que más se oponen a esta verdad.
Un creyente cierra sus ojos en la muerte y, después de lo que parece un momento de oscuridad y silencio, será despertado para vida eterna en la Segunda Venida. ¿Qué nos revela la verdad sobre el estado de los muertos acerca del carácter de Dios?