ANTECEDENTES FAMILIARES DE JEREMÍAS
Lee 1 Reyes 1 y 2:26. ¿Cuál es el marco de fondo que motivó el exilio de Abiatar a su pueblo de Anatot?
Después de que fortaleció su trono, Salomón, en un conflicto con Adonías acerca de la sucesión, apartó al sacerdote Abiatar de su oficio y lo exilió a su pueblo natal, Anatot, que se cree que estaba a unos cinco kilómetros al noreste de Jerusalén. Hilcías, el padre de Jeremías, era miembro de una familia sacerdotal que vivía en Anatot. Algunos han especulado que la familia de Jeremías pudo haber descendido de Abiatar. De todas maneras, sabemos por Jeremías 1:1 que el joven provenía de una familia destacada. Podemos ver, a través de toda la historia profética, que Dios llamó a todo tipo de personas –pastores, rabíes, pescadores, sacerdotes− al oficio profético.
“Miembro del sacerdocio levítico, Jeremías había sido educado desde su infancia para el servicio santo. Durante aquellos felices años de preparación, distaba mucho de comprender que había sido ordenado desde su nacimiento para ser ‘profeta a las naciones’; y cuando le llegó el llamamiento divino, se quedó abrumado por el sentimiento de su indignidad y exclamó: ‘¡Ah! ¡ah! ¡Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño’ (Jer. 1:5, 6)” (PR 299).
Los sacerdotes debían ser los líderes morales y espirituales de la nación; se les habían dado funciones importantes que impactaban la mayor parte de las áreas de la vida espiritual del pueblo. Algunos fueron fieles a esa tarea; otros abusaron de ella y la violaron de maneras que no podemos imaginar. Como pronto leeremos en el libro de Jeremías, el profeta tuvo palabras muy duras en contra de esos sacerdotes infieles, que habían demostrado ser indignos de las responsabilidades y el llamamiento que se les había confiado.
¿Cuáles son tus responsabilidades espirituales, ya sea en casa o en la iglesia, o en ambos lugares, o en cualquier otra parte? Si un profeta fuera a hablarte ahora acerca de esas responsabilidades, ¿qué podría decir?