LA AMENAZA DE BABILONIA
Hasta cierto grado, el trasfondo de los eventos políticos que dieron forma al ministerio de Jeremías se ha perdido. Es decir, muchos de los detalles no están disponibles hoy. Pero, la Biblia –con la ayuda de los hallazgos arqueológicos– presenta elementos más que suficientes para tener un cuadro general de lo que sucedió. Aunque desde una perspectiva humana probablemente parecía que nadie estaba en el control mientras esas naciones batallaban por tener tierra, poder y hegemonía, la Biblia nos enseña otra cosa.
Lee Jeremías 27:6. ¿De qué modo debemos entender esto?
En los primeros años del ministerio de Jeremías, el pequeño reino de Judá se había visto envuelto en las batallas militares entre Babilonia, Egipto y el poder decadente de Asiria. Con la declinación del Imperio Asirio a fines del siglo VII a.C., Egipto procuró reconquistar poder y dominio en la región. Sin embargo, en la batalla de Carquemis, en 605 a.C., Egipto fue aplastado y Babilonia llegó a ser el nuevo poder mundial.
Este nuevo poder hizo de Judá su vasallo. Joacim, rey de Judá, pudo estabilizar el país solo jurando lealtad al rey de Babilonia. Sin embargo, lo que muchos en el país querían era pelear y liberarse de los babilonios, aun cuando eso no era lo que Dios quería que hicieran. Por el contrario, Dios estaba usando a Babilonia específicamente como un medio para castigar a la nación por su apostasía.
Lee Jeremías 25:8 al 12. ¿Cuál fue el mensaje de Jeremías al pueblo de Judá?
Una y otra vez Jeremías advirtió al pueblo lo que sucedería por causa de su pecado; y cada vez, muchos de los líderes políticos y religiosos rehusaron prestar atención a las advertencias, creyendo en cambio lo que ellos deseaban creer, que era que Dios los libraría. Después de todo, ¿no eran ellos el pueblo especial llamado por Dios?
¿Cuándo fue la última vez que creíste lo que deseabas creer, sin importarte cuán obviamente equivocada era esa creencia? ¿Qué lecciones has aprendido que te ayudarán a que no vuelva a pasarte lo mismo?