“No hubo otro rey antes de él, que se convirtiese a Jehová de todo su corazón, de toda su alma y de todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés; ni después de él nació otro igual” (2 Rey. 23:25).

EL LIBRO DE LA LEY

miércoles 18 de noviembre, 2015

La renovación del Santuario, por mucho tiempo el centro de la adoración israelita, era importante, pero la renovación del edificio no era todo lo necesario. Aunque destinada a ayudar a los adoradores a sentir algo del poder y la grandeza de Dios, cualquier estructura, por más hermosa y compleja que sea, en sí misma no es suficiente para evocar piedad entre la gente. La historia está repleta de tristes relatos de personas que en un momento están “adorando” en una hermosa iglesia, y al momento siguiente están cometiendo atrocidades, quizás incluso instigadas por lo que aprendieron dentro de la hermosa estructura.

¿Qué sucedió durante la renovación del Templo? ¿Cuál es la importancia de la reacción de Josías frente a esos eventos? 2 Rey. 22:8-11.

Encontraron parte del Libro de la Ley de Moisés; la Biblia no nos dice qué parte o si fue el libro completo. Probablemente lo encontraron enterrado en alguna parte de las paredes del Templo.

Lee 2 Reyes 22:12 al 20. ¿Cuál fue el mensaje de Hulda al pueblo? ¿Qué nos deben decir esas palabras a nosotros?

Hulda transmitió el mismo mensaje que Jeremías había profetizado varias veces. La gente que se había apartado de Dios había cavado su propia tumba mediante sus hechos, y cosecharía las consecuencias.

“Por intermedio de Hulda, el Señor avisó a Josías que la ruina de Jerusalén no se podía evitar. Aun cuando el pueblo se humillase delante de Dios, no escaparía a su castigo. Sus sentidos habían estado amortiguados durante tanto tiempo por el mal hacer que, si el juicio no caía sobre ellos, no tardarían en volver a la misma conducta pecaminosa. Declaró la profetisa: ‘Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Decid al varón que os envió a mí: Así dijo Jehová: He aquí yo traigo mal sobre este lugar, y sobre los que en él moran, a saber, todas las palabras del libro que ha leído el rey de Judá. Por cuando me dejaron a mí, y quemaron perfumes a dioses ajenos, provocándome a ira en toda obra de sus manos; y mi furor se ha encendido contra este lugar, y no se apagará’ (vers. 15-17)”

PR, p. 294