“Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame” (Luc. 9:23).

EL YUGO DE JEREMÍAS

sábado 21 de noviembre, 2015

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Jeremías 16:1-13; Oseas 1:1-3; Jeremías 27:1-18; Daniel 4:25; Jeremías 28; 2 Timoteo 4:3, 4.

COMO YA VIMOS, LOS PROFETAS DE DIOS predicaron no solo mediante palabras, sino también mediante lecciones objetivas. A veces, los profetas tenían que vivir sus mensajes: era otra manera de presentar los temas.

De este modo, Jeremías otra vez fue llamado a “vivir” las palabras que debía entregar. Primero, tenía que usar un yugo de madera. “Jehová me ha dicho así: Hazte coyundas y yugos, y ponlos sobre tu cuello” (Jer. 27:2). Eso tuvo que haber sido una carga pesada, aun en las mejores circunstancias; en este caso, llegó a ser más difícil porque un falso profeta desafió lo que había dicho Jeremías. Esta semana podremos dar una mirada a la verdad y al error peleando por el corazón y la mente de las personas. Veremos, también, de qué forma un mensaje de gracia también puede ser un mensaje falso.

Jeremías también tenía prohibido entrar en duelo cuando otros gemían y gozarse cuando otros se gozaban. En estos casos, el punto era ayudar a la gente a percibir lo que se le venía por causa de sus pecados, para que se arrepintieran y obedecieran, y que así se aminoraran las tristes consecuencias de sus acciones pecaminosas.