“Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz” Jeremías 29:7

LA DESTRUCCIÓN DE JERUSALÉN

sábado 28 de noviembre, 2015

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Jeremías 37:1-10; 38:1-6; 29:1-14; Ezequiel 8; Daniel 9:2; Romanos 1:22- 25.

“DENTRO DE POCOS Y CORTOS AÑOS, el rey de Babilonia iba a ser usadocomo instrumento de la ira de Dios sobre el impenitente Judá. Una y otra vez,Jerusalén iba a quedar rodeada y en ella entrarían los ejércitos sitiadores de Nabucodonosor.Una compañía tras otra, compuestas al principio de poca gente,pero más tarde de millares y decenas de millares de cautivos, iban a ser llevadasa la tierra de Sinar, para morar allí en destierro forzoso. Joacim, Joaquíny Sedequías, esos tres reyes judíos, iban a ser por turno vasallos del gobernantebabilonio, y cada uno a su vez se iba a rebelar. Castigos cada vez más severosiban a ser infligidos a la nación rebelde, hasta que por fin toda la tierra quedaseasolada, Jerusalén reducida a ruinas chamuscadas por el fuego, destruido eltemplo que Salomón había edificado, y el reino de Judá iba a caer para nuncavolver a ocupar su puesto entre las naciones de la Tierra”

PR, p. 311

Todo esto vino no sin abundantes advertencias y ruegos de parte de losprofetas, en especial de Jeremías. El rehusar obedecer trajo solo ruina. ¡Aprendamosde sus errores!