EL PACTO EN EL SINAÍ
¿Cómo se hizo el pacto entre Dios e Israel en el monte Sinaí? (Éxo. 24.)
Moisés y algunos líderes fueron al monte Sinaí. Estos líderes incluían a Aarón y sus dos hijos, que representaban a los sacerdotes; y setenta ancianos, líderes y jueces, quienes representaban a la nación. Los hombres que acompañaban a Moisés debían detenerse lejos, pero a Moisés se le permitió subir a donde se le apareció Dios.
Moisés más tarde fue y afirmó el pacto con toda la nación. Proclamó lo que Dios le había hablado, a lo cual la nación contestó con las siguientes palabras: “Haremos todas las palabras que Jehová ha dicho” (Éxo. 24:3).
Por supuesto, como lo muestra la historia sagrada y lo demuestra nuestra propia experiencia, una cosa es declarar que se es obediente y otra muy distinta es extendernos por fe y entregarnos a fin de obtener el poder divino que nos da la gracia de hacer lo que dijimos que haríamos.
Lee Hebreos 4:2. ¿De qué manera este versículo explica el fracaso de Israel? ¿Cómo podemos aprender a evitar el mismo error?
Solo por fe y por aferrarnos a las promesas que vienen por fe, podemos ser obedientes, una obediencia que se expresa por la lealtad a la Ley de Dios. La obediencia a la Ley no era más contraria al pacto eterno en el tiempo de Moisés de lo que es en el nuestro. La mala percepción acerca de la Ley y de los pactos, que generalmente surge cuando leemos a Pablo, aparece por no tomar en cuenta el contexto en el que Pablo escribía: el de tratar con sus adversarios judaizantes. Ellos querían hacer de la Ley y la obediencia el centro de la fe; Pablo, en contraste, quería hacer de Cristo y su justicia el componente central.
¿Cuán a menudo has dicho: “Todo lo que el Señor me dice haré” solo para dejar de cumplirlo? ¿De qué modo esta realidad lamentable hace que la promesa de gracia sea mucho más preciosa? ¿Qué esperanza tendrías sin ella?