“Y Ana oró y dijo: Mi corazón se regocija en Jehová, mi poder se exalta en Jehová; mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, por cuanto me alegré en tu salvación” (1 Sam. 2:1).

SANSÓN

martes 19 enero, 2016

Las líneas de batalla entre el bien y el mal se borronean en la historia de Sansón. Su vida comienza de una manera impresionante, con un anuncio del Ángel de Jehová de que iba a ser nazareo desde su nacimiento. El Ángel instruye a los padres de Sansón acerca de cómo prepararse para su bebé especial. La madre no tenía que beber alcohol o comer alimentos prohibidos (Juec. 13:4, 13, 14; ver también Lev. 11). Dios tenía planes especiales para Sansón; pero las cosas no resultaron tan bien como debería haber sido.

“Precisamente cuando llegaba a la edad viril, cuando debía cumplir su misión divina, el momento en que más fiel a Dios debería haber sido, Sansón se emparentó con los enemigos de Israel. No se preguntó si, al unirse con el objeto de su elección, podría glorificar mejor a Dios o si se estaba colocando en una posición que no le permitiría cumplir el propósito que debía alcanzar su vida. A todos los que tratan primero de honrarlo a él, Dios les ha prometido sabiduría; pero no existe promesa para los que se obstinan en satisfacer sus propios deseos” (PP 606).

Lee Jueces 14:1 al 4. ¿De qué modo usó Dios la debilidad de Sansón por las mujeres como una “ocasión contra los filisteos”? (vers. 4).

Sansón encontró “ocasiones contra los filisteos” de diversas maneras, cada una como respuesta a desprecios personales. Primero mató a treinta hombres y les quitó su ropa para llevarla a la fiesta de bodas a fin de pagar una deuda (Juec. 14:19). Luego, destruyó sus cosechas cuando su esposa le fue dada a su mejor amigo (14:20; 15:1-5). Más tarde, Sansón mató a muchos como venganza porque los filisteos asesinaron a su esposa y al padre de ella (vers. 6-8). Después, cuando trataron de vengar este acto (vers. 9, 10), mató a mil hombres con la quijada de un asno (vers. 14, 15). Finalmente, derribó el templo de los filisteos y mató a tres mil de ellos por haberlo dejado ciego (16:21, 28, 30).

Este es un héroe con fallas. Parece que hay poco para imitar en Sansón, aunque está en la lista de Hebreos 11 (vers. 32) con algunos personajes más bien exaltados. Sin embargo, hay más en esta historia de lo que se ve a primera vista. Piensa en lo que Dios podría haber hecho con Sansón. ¿Qué puede hacer Dios con nosotros? ¿Cuánto más podríamos hacer si viviésemos a la altura de nuestro potencial?

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