“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Luc. 19:10).

EL BAUTISMO DE JESÚS

lunes 01 febrero, 2016

La aparición de Juan el Bautista debió de haber despertado excitación por toda la región. Aquí había alguien que se parecía al profeta Elías (Mat. 3:4; 2 Rey. 1:8). Era la primera voz profética que el pueblo oía después de cuatrocientos años. Dios nunca había guardado silencio por tanto tiempo. Ahora él hablaba al pueblo otra vez. Obviamente, algo importante estaba por suceder.

Lee Mateo 3:7 al 12. En su presentación del Mesías, ¿por qué relacionaría Juan temas del juicio: la ira por venir (vers. 7), el hacha puesta a la raíz de los árboles (vers. 10), limpiar completamente la era (vers. 12) y quemar la paja en el fuego que no se apaga (vers. 12)?

La gente pensaba que vivía en los últimos días. Vieron a Juan venir del desierto y animarlos a pasar por las aguas del Jordán mediante el bautismo. Esto era como un nuevo Éxodo, y mojarse (en vez de ir por el lecho seco del río) era necesario para la purificación y la preparación para la nueva Tierra Prometida. La mayoría de la gente pensaba que el Mesías les daría una victoria sobre los romanos y los introduciría en el reino eterno de Dios mencionado por los profetas.

Pero ni Juan ni Jesús estaban dirigiendo un movimiento político; era un evento de salvación. La explicación de Lucas acerca de lo que hacía Juan es una cita de Isaías, que describe la forma en que Dios prepararía el camino para que volvieran los exiliados a la Tierra Prometida (Luc. 3:3-6). Jeremías explicó la razón de ese camino especial: hacerlo transitable para los más vulnerables de la sociedad –los ciegos, los cojos, las embarazadas, las madres con niños pequeños– y para que todos los demás que desearan regresar a la Tierra Prometida pudieran hacerlo (Jer. 31:7-9). No es extraño que la gente acudiera en masa a Juan; se había encendido su esperanza de llegar a estar listos para el gran día de Dios, que pronto vendría sobre ellos.

Sin embargo, el Mesías vino de una manera que la mayoría no esperaba; se había predicho, pero no entendieron el significado de las Escrituras (Luc. 24:25-27).

Las personas fieles tenían conceptos equivocados acerca de la naturaleza de la primera venida del Señor. ¿De qué modo los fieles en los últimos días podrían evitar conceptos erróneos acerca de la naturaleza de su segunda venida?

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