“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Luc. 19:10).

Conclusión

viernes 5 de febrero, 2016

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Aunque podemos encontrar escritores a través de los siglos que tocan el tema del Gran Conflicto, y aunque algunos evangélicos hoy están considerando más de cerca la idea, ninguno ha desarrollado profundamente una cosmovisión del Gran Conflicto como la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Un conflicto literal, físico, moral y espiritual entre Cristo y Satanás es una característica del pensamiento adventista. Y no es de extrañar: En toda la Biblia aparece lo que un escritor evangélico ha llamado “el tema de la guerra cósmica” y, a veces –como en esta lección sobre las tentaciones en el desierto–, ese tema aparece de una manera muy cruda y abierta. La idea de una batalla entre el bien y el mal puede verse aun fuera del contexto claramente religioso.

El poeta estadounidense T. S. Eliot escribió: “El mundo gira y el mundo cambia/ pero una cosa no cambia./ En todos mis años, una cosa no cambia.../ La lucha perpetua entre el Bien y el Mal”.–The Complete Poems and Plays, 1909-1950 (N. York: Harcourt Brace & Co., 1952), p. 98. El ateo alemán Friedrich Nietzsche escribió: “Concluyamos. Los dos valores opuestos ‘bueno y malo’, ‘bien y mal’ han estado ocupados en una temible lucha sobre la Tierra durante miles de años”.–On the Genealogy of Morals and Ecce Homo (Vantage Books Edition: Random House, Inc., 1967), p. 52. La Escritura, ayudada por el Espíritu de Profecía, revela claramente, la verdadera naturaleza de este conflicto y los temas eternos que están en juego en ella.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. Repasen, en la clase, las respuestas a la pregunta del miércoles sobre cuál es el límite entre confiar en milagros y ser presuntuoso. ¿De qué modo distinguimos la diferencia?
  2. La tentación viene de muchas formas, modos, tamaños y colores, todos cuidadosamente diseñados para alcanzarnos donde estamos. Y, por supuesto, algunas cosas que tientan a una persona no tientan a otra. Además de los pecados obvios, ¿cuáles son algunas maneras sutiles en las que podemos ser tentados?
  3. Lee de nuevo las tentaciones de Jesús en el desierto y la humillación a que fue sujeto. Al hacerlo, piensa acerca del hecho de que este mismo Jesús fue realmente “Dios con nosotros” y que “todas las cosas por él fueron hechas” (Juan 1:3). ¿De qué forma podemos captar el increíble concepto aquí, de que Dios –¡Dios!– ha soportado toda esta temible lucha en nuestro favor? Considerando esta verdad, ¿qué otra cosa importa?