“ESTOY CON VOSOTROS TODOS LOS DÍAS”
Mateo concluye su Evangelio con algunas de las palabras más tranquilizadoras que Jesús haya dicho: “He aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mat. 28:20). Para nosotros, ¿qué debe significar esto en términos prácticos, en nuestras vidas, en nuestras luchas, fracasos y chascos, aun cuando sintamos que Dios nos ha abandonado?
Es interesante que Mateo comienza su Evangelio con palabras similares. Después de enumerar todos sus antepasados, y de informar de la visita del ángel, primero a María, y luego a José, Mateo explica que el bebé que iba a nacer sería Emanuel, Dios con nosotros (Mat. 1:23).
Dios prometió: “Estaré con vosotros” muchas veces en las Escrituras. Prometió estar con Isaac (Gén. 26:24), con Jacob (Gén. 28:15), con Jeremías (Jer. 1:8, 19) y con los hijos de Israel (Isa. 41:10; 43:5). El contexto de muchas de estas referencias son tiempos difíciles, cuando las palabras de Dios eran muy relevantes.
Un versículo paralelo usa palabras similares: “No te desampararé, ni te dejaré” (Heb. 13:5). Solo unos pocos versículos más adelante, añade: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (vers. 8). Esta promesa también se repite varias veces. Realmente, viene de la ocasión en que Moisés traspasa el liderazgo a Josué (Deut. 31:6, 8) y Dios dice a Josué, después de la muerte de Moisés: “No te dejaré, ni te desampararé” (Jos. 1:5). David, cuando le entrega el trono a Salomón, también le dice que Dios no lo abandonaría ni lo dejaría (1 Crón. 28:20).
Jesús, quien nunca cambia y está siempre con nosotros, dio una gran seguridad a nuestros antepasados en la fe. Ellos afrontaron dificultades y pruebas, y tuvieron grandes desafíos en sus vidas; no obstante, se les aseguró la presencia continua de Dios.
Para la iglesia de Cristo del fin del tiempo, estas seguridades son importantes. La promesa de Jesús de estar con nosotros hasta el mismo fin está en el contexto de hacer discípulos yendo, bautizando y enseñando. Allí está el foco: en el gozo de rescatar personas que están del lado perdedor en el Gran Conflicto.