“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mat. 11:28).

NO JUZGUES

miércoles 10 de febrero, 2016

Jesús pronunció el Sermón del Monte en los días tempranos de su ministerio. Fue revolucionario. Para comenzar, le dijo a la gente común que ellos eran valiosos y benditos a los ojos de Dios (Mat. 5:3-12), y que eran la sal (vers. 5:13) y la luz (vers. 5:14-16), dos elementos muy valiosos. Habló de la importancia de la Ley de Dios (vers. 5:17-19), pero advirtió en contra de tratar de impresionar a otros con su propia buena conducta (vers. 5:20). Jesús además señaló que la moralidad se determina por lo que la persona piensa, no solo por sus acciones (vers. 21-28), aunque las acciones también deben ser vigiladas (vers. 5:29, 30). Al leer el sermón entero, se puede ver que él cubrió todos los aspectos de la existencia humana y sus relaciones (Mat. 5-7:27).

Lee Mateo 7:1 al 5. ¿De qué maneras la realidad del Gran Conflicto se revela en este pasaje? Es decir, ¿cómo se manifiesta aquí la interacción del bien y del mal?

“ ‘No juzguéis, para que no seáis juzgados’. No os estiméis mejores que los demás ni os erijáis en sus jueces. Ya que no podéis discernir los motivos, no podéis juzgar a otro. Si lo criticáis, estáis fallando sobre vuestro propio caso; porque demostráis ser partícipes con Satanás, el acusador de los hermanos. El Señor dice: ‘Examinaos a vosotros mismos si estáis en fe; probaos a vosotros mismos’. Tal es nuestra obra” (DTG 280, 281).

Cuando Jesús le dijo a su audiencia que no juzgara, planteó dos puntos importantes. El primero es que juzgamos a otros porque hacemos exactamente las mismas cosas que estamos condenando (Mat. 7:1, 2). Distraemos la atención de nosotros y nos aseguramos de que todos los que nos rodean estén mirando a la persona que condenamos, en vez de mirarnos a nosotros.

El otro punto que Jesús plantea es que, a menudo, el problema que vemos en nuestro hermano es solo una fracción del tamaño de un propio problema que, tal vez, ni nos demos cuenta que tenemos. Es muy fácil para nosotros ver un pedacito de aserrín en el ojo del otro, pero somos incapaces de ver la gran viga que tenemos en el nuestro.

¿Cuál es la diferencia entre juzgar a una persona y juzgar la bondad o el error de sus acciones? ¿Por qué es importante que hagamos esta distinción?